lunes, junio 11, 2007

Turismo “cultural” o nuevas maravillas del mundo

Pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá
Foto: Bethania

Memoricé las siete maravillas del mundo antiguo porque se trataba de un juego parecido a las adivinanzas o para matar el tiempo: Pirámide de Giza, Jardines colgantes de Babilonia, Templo de Artemisa, Estatua de Zeus, Mausoleo (sepulcro de Mausolo en Hilarcanaso), Faro de Alejandría y Coloso de Rodas. Pero como toda enseñanza que presumiera más de repeticiones que de comprensiones, fue hasta muchos años después cuando una enciclopedia me ayudó a comprender que el “mausoleo” no era algo así como un hipódromo y que el intríngulis de los jardines colgantes no era, precisamente, que los pusieran de cabeza, en claro desafío a las leyes de la gravedad.

Si a uno le decían, en la primaria: “El cura don Miguel Hidalgo y Costilla es el padre de la Patria”, era evidente que las maestras comenzaban, a partir de entonces, a deformar toda noción de la historia nacional. Aunque apenas unos chiquillos, los pupilos de siete años ya comenzábamos a deducir que los niños no se encargan a París y en cambio, necesitaban un requisito indispensable, a un hombre y mujer que luego de refocilar, aportaran: uno el espermatozoide y la otra un óvulo. ¿El curita Hidalgo se había echado al plato a la madre de la señora Patria? Pues según la portada del libro de Historia, la tal “Patria” era una mujer de buen ver: morena, caderona y con una teta al aire. Si algo tan elemental no nos lo explicaban, menos lo hicieron con las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

El caso es más simple. En este siglo XXI de lo que nosotros conocemos como “era cristiana”, se declararán las Nuevas 7 Maravillas del Mundo. Pero en esta ocasión la elección es abierta, los ciudadanos comunes podemos votar a través de sitios de Internet o llamar por teléfono. Los resultados se darán a conocer el día que comparte dos últimas cifras idénticas: siete de julio del año dos mil siete; en la ciudad de Lisboa. Quedan 25 días para votar. Las postuladas son veintiuna: Acrópolis (Atenas); Alambra (Granada, España); el monumento de Angkor (Camboya); pirámide de Chichèn Itzá (Yucatán); Cristo Redentor (Río de Janeiro); Coliseo romano; Estatuas de la Isla de Pascua (Chile); Torre Eiffel; Gran Muralla China; Iglesia de Santa Sofía (Estambul); templos y palacios de Kiyomizu Tapinagi (Japón); Kremlin y Plaza Roja; Machu Picchu (Perú); castillo de Neuschwanstein (Alemania); Petra (Jordania); Pirámides de Gizhe (“miembro honorario”, porque de las siete enumeradas del mundo antiguo, es la única que existe); estatua de la Libertad; Stonehenge (Reino Unido); Ópera de Sydney; Taj Majal (India) y Timbuktu (Mali).

Una descripción de cada una de las veintiuna antes mencionadas, las puede encontrar en la página electrónica “new7wonders”, en las que se convida al cibernauta a que vote y forme parte de la historia del mundo contemporáneo. ¿Ya notó que cinco de las nominadas están situadas en el continente americano? ¿Y que tres de ellas corresponden al mundo precolombino? ¿Y que una está en México? Bueno, esto resulta muy evidente porque organismos como la Secretaría de Turismo han mandado imprimir carteles donde se invita a la ciudadanía a que participe y decida que Chichèn Itzá merece incluirse en la nueva lista. En Yucatán, el turismo a la zona maya se ha incrementado y las autoridades de allá han declarado que se declare o no como “maravilla”, pues ya salieron ganado.

“Nuestra herencia es nuestro futuro”, se trata del lema que ha promovido el creador de esta nueva designación, el cineasta y explorador suizo Bernard Weber. Pero también se trata de percatarse que si el hombre transformó su entorno para crear lo enumerado anteriormente —la candidatura inicial fue de 77 monumentos— también su inteligencia, tesón y angustias servirán para rescatar al mundo, la única casa que tenemos. ¿Por quién votará?