Al inicio de la comparecencia del Procurador General de Justicia, Salvador Mikel Rivera, sólo había cuatro diputados en el área de curules y al término de la misma, con diez de los cincuenta que son, el diputado panista Antonio Remes comentó que es una vergüenza el que los legisladores veracruzanos permitan que los asistentes a estos actos se percaten de lo poco que a los diputados les interesa el estado que guarda la entidad: “Hasta yo ando buscando dónde se metieron mis compañeros diputados,” se refería a los panistas.
“Otra vez el Procurador General del Justicia del Estado eludió todo de nueva cuenta” explicó el diputado panista, quien dijo que en su intervención durante la comparecencia de Salvador Miquel había pensado en formular preguntas sobre todo, acerca de las mujeres que han sido violentadas en Veracruz. Pero enseguida se dio cuenta de que las comparecencias sirven para hacer manifestaciones, para protestar o de pasarelas a los funcionarios en turno, porque las respuestas son a medias o de plano, los servidores públicos optan por decir a los diputados que en breve les enviarán la respuesta a sus respectivas oficinas.
Remes Ojeda criticó la presencia de cuerpos de seguridad pública en el Salón de Plenos del Congreso veracruzano, sobre todo, cuando horas antes protagonizó lo que otros medios llamaron un “zafarrancho.” A su llegada al palacio Legislativo le fue impedida la entrada al diputado Remes, quien trató de empujar la reja. Acto seguido, le abrieron. Dentro, pateó las puertas del Salón de Plenos porque los guardias de seguridad le repetían que tenían órdenes de no permitir el acceso a nadie. “Pero yo soy diputado” y los guardias se negaban. Fue cuando el diputado Remes pateó las puertas y otro de los miembros de seguridad fue a por él para conducirlo por la entrada exclusiva para los legisladores.
Horas después, mientras acudía a una reunión de trabajo, el propio Remes charlaba con algunos reporteros: “Llenan de policías el Congreso para unas veinticinco personas que vinieron a manifestarse y tienes la obligación de atenderlos. Una cartulina no destruye, pero qué bueno que la gente se da cuenta de muchas cosas.”
Finalmente destacó que las protestas fueron mínimas: “La de problemas a los que se pudo enfrentar el Procurador y eso que no se presentaron otras personas porque ya sabían que los iban a detener en la entrada. Y si el Procurador no puede con el paquete, que renuncie. Se le viene una bomba, porque habrá cambios de subprocuradores y los que están no van a llegar al mes de enero, ya lo verán.”