martes, mayo 17, 2005

Don Quijote cabalga

Un anciano quiere interferir en los asuntos de unos caminantes y cuando para darse aires de mayor respeto se coloca un casco que le protege la cabeza, comienza a derretirse un queso que su ayudante, sin intención de provocar aquel accidente, ha guardado allí. El pobre diablo comienza a quejarse del calor, pero a la vez invoca a todos los santos para que aquello transcurra pronto; pues él piensa que se le están derritiendo los sesos... Y en otra de tantas, el ayudante del anciano da en jurar ante una nutrida concurrencia que a imitar burros nadie le gana. Rebuzna con tan buen talante que en lugar de aplausos recibe una lluvia de guijarros. El anciano es hombre honrado, aunque muy chiflado; el ayudante, rústico, es un ser encantador, fiel a la amistad aunque corto de entendimientos; por eso decide renunciar al gobierno de la ínsula Barataria, que por prestar servicios a tan afamado caballero, se ha ganado a pulso.
Claro, me refiero a la pareja que hacen el deleite de nuestra lengua, imaginación y sueños, desde cuatrocientos años. El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha, obra a la que calculan se ha impreso, sólo en idioma español, cerca de unas tres mil quinientas ocasiones. Obra trasladada a todos los idiomas... obra que marca el inicio de la novela moderna y quién sabe cuántas erudiciones más.
Pero ¿dónde se gestó la que se considera la obra monumental de la literatura en lengua española? Miguel de Cervantes y Saavedra era un escritor de altos vuelos aunque de poca fama, sin que por ello significara que corroboraba un dicho de su época: “un hombre con poca sal en la mollera”. En esta conferencia se hace un recorrido por la España en que Cervantes vivió y se analizan algunos de los factores que contribuyeron a hacer del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha una de las obras imprescindibles en la literatura universal.
Para el filólogo Agustín Basave Fernández, la realidad primaria del personaje, un viejo chiflado de nombre Alonso Quijano, puede resultar muy risible, pero Cervantes introduce en lo real —recomponiéndolo y elevándolo— la corriente maravillosa de su fantasía y con ello transforma a un héroe, el Caballero de la Triste Figura, don Quijote de la Mancha. Esta conferencia indaga en las posibilidades del Quijote a la vez de penetrar en los espacios y contextos cervantinos.
¿La obra monumental de Cervantes puede ser un libro divertido o un complicado edificio de la lengua española? A cuatrocientos años de su aparición, un noble y loco, sigue cabalgando acompañado de seiscientos personajes, porque ese don Quijote, a pesar de sus centurias, sigue pareciéndonos parte de un mundo que resulta instantáneamente familiar.
Algo es muy cierto, don Quijote y Sancho nos muestran el valor incalculable de la amistad, de la complicidad. Y si en cuestiones de iniciación nos metemos, quizá leer la obra del Manco de Lepanto signifique, ¿por qué no? darse de alta como verdaderos ciudadanos del conglomerado que nos representa la lengua española... esas palabras con las que, a diario, amamos y odiamos unas cuatrocientas millones de almas.