Tras los estira y afloja del “sí, pero no” a partir de hoy comienza, en la ciudad de Xalapa, la emisión 16 de la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil 2005. Diez días de fiesta libresca con un significativo número de talleres (gratuitos), conferencias, presentaciones artísticas, proyección de filmes, presentaciones de libros, novedades editoriales y claro, lamentablemente alguno que otro muy famélico descuento. Aunque las autoridades del Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC) argumentan que en su tipo, este gran evento sólo es equiparable a la feria del libro que se celebra en la ciudad de León, estado de Guanajuato. Pues bueno, los habitantes de la capital veracruzana ya estamos hechos al retintín de la nuestra.
Quizá una de las notas más importantes es que la feria ha regresado a su recinto original, el edificio del prestigiado Colegio Preparatorio de Xalapa y que se ubica en el corazón de la ciudad. Las dos emisiones anteriores fueron celebradas en el centro Cultural Los Lagos (antigua “Casa de artesanías”, edificio también céntrico y bajo el resguardo del IVEC) con las protestas del público que ya estaba acostumbrado a la “Prepa Juárez”.
En aquel tiempo la explicación ofrecida fue que se buscaba una sede alternativa —¿acaso pensaban en dos ferias simultáneas?— y el rumor fue que las instalaciones del Colegio no soportaban, por dictamen arquitectónico, el peso de los libros. Claro, allí circulan a diario unos mil quinientos estudiantes por turno... en fin, enredos de los políticos. El caso es que, una: remodelaron la prepa sin que nos diéramos cuenta; o dos: los ángeles y céfiros susurraron a las autoridades que era mejor regresar las cosas a los sitios donde fueron proyectadas, originalmente. Las malas lenguas, que nunca faltan, hicieron correr la versión de que “no había” dinero para el mantenimiento que como edificio histórico exigía el de Juárez 57. Vaya usted a saber; porque nadie dijo “esta boca es mía”.
Pero observando cuestiones más agradables, esta emisión está centrada —aunque sin mucho bombo y platillo— a los 400 años de la publicación de la primera parte de la obra cervantina, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha; al bicentenario del nacimiento del escritor Hans Christian Andersen; al centenario del fallecimiento de Julio Verne; a los cincuenta años de la publicación de Pedro Páramo, única novela de Juan Rulfo y... falta uno, sumarse al Año Internacional de la Física, pues coincide con el aniversario luctuoso del físico Albert Einstein. Acabé.
Lo cierto es que el edificio del Colegio Preparatorio tiene mucho qué ofrecer. Mientras que al inmueble no lo decreten museo —ganas sobran, pero dinero falta y mucho— la feria del libro convierte al recinto en un verdadero muestrario de la arquitectura de principios del siglo XX y una cosa es visitarlo en días hábiles, donde por sus pasillos pululan cientos de jóvenes estudiantes y otra es asistir a una fiesta que propicia la imaginación infantil y juvenil. Haga la prueba y aproveche las visitas guiadas (porque son en el mismo sitio y gratuitas) a su biblioteca histórica Librado Basilio, donde usted encontrará (en exhibición, por supuesto) al menos unos siete ejemplares de ediciones del Quijote. La más antigua es del 1700 y allí tienen la edición francesa, que está ilustrada con los magníficos grabados de Gustave Doré. Aproveche también para recorrer el pequeño Museo de Historia Natural. Ah, y un consejo: vea libros, sus precios y recuerde que desde el penúltimo día, los libreros se animan a implementar descuentos. Por allí nos veremos, con toda seguridad.