miércoles, noviembre 16, 2005
Carmina Burana y la Banda Sinfónica de Veracruz
Carmina Burana, así tituló el músico alemán Carl Orff a 25 de los 300 poemas goliardos escritos en la Edad Media y hallados en 1803 en un monasterio benedictino en la región de Baviera. Orff combinó esa poesía del siglo XIII con una música para coros y orquesta cuyo resultado fue una obra, a decir de los críticos, con: “Ritmos enérgicos y vibrantes y ricas sonoridades”. Se estrenó en Frankfurt, en 1937 y desde entonces forma parte de los principales repertorios de las orquestas más importantes del mundo.
Una singular adaptación es la que el público xalapeño tendrá oportunidad de escuchar la noche de mañana (jueves 17 de noviembre) cuando en punto de las 20 horas en la sala grande del Teatro del Estado la Banda Sinfónica, que pertenece al gobierno del Estado, inicie los primeros acordes de la “Fortuna Imperatrix Mundi”. Los coros de la Universidad Veracruzana, de la Escuela Municipal de Bellas de Veracruz y del Centro de Iniciación Musical Infantil participan en lo que el director titular de la banda, Rubén Flores, pronostica como un magno concierto. Aunque en esta ocasión la batuta la llevará César Zamora, como director huésped.
Pues todo sobre ruedas. Y en esta ocasión el concierto se ofrece a beneficio del programa “Apoyo a madres solteras” y del proyecto ecológico sobre “Manejo de desechos peligrosos”. Es loable, la obra que interpretarán siempre tiende a abarrotar los teatros y por ochenta pesos que tiene el costo de acceso a la sala, en inicio de quincena, nadie sale con desfalcos y quizá, eso sí, marche a casa con más satisfacciones que pesares.
Además, la Banda Sinfónica ejecuta este primer gran concierto de la temporada como una prueba de lo que se le viene. El día primero de diciembre del próximo 2006 la organización andará de manteles largos, pues festeja que en lejano 1886 el entonces gobernador del estado Juan de la Luz Enríquez ordenó la creación de este organismo y mandó comprar, al mismísimo París, los primeros instrumentos. El pretexto fue la inauguración de la Escuela Normal. Habrá que revisar los catálogos de organizaciones musicales de la época para verificar si fue excentricidad del mandatario veracruzano o de plano sí que le daba por apoyar a los músicos.
Lo cierto es que en la actualidad la Banda Sinfónica del Estado se integra por 53 músicos al mando, desde hace cuatro años, de Rubén Flores Hernández. Está considerada como una de las mejores del país, entre las que despuntan agrupaciones como la Banda de Marina. ¿Es signo de buena raigambre? Por supuesto, ahora muchos de sus músicos ya son egresados de Conservatorio... esto indica que desde niños han tenido que liarse con la pautas musicales, que son tan “artistas” como cualquier integrante de las Sinfónicas o Filarmónicas a quienes, por sus características, se les sitúa por encima de un escalón con respecto a todo lo que provoque la idea de atender repertorios populares.
En ocasiones es complicado arriesgarse en datos tajantes, pero algunos declaran que en México las “sinfónicas” representan el cinco por ciento de la ejecución musical, unas ochenta en total; mientras que las bandas, al menos las contabilizadas, son aproximadamente unas mil cuatrocientas. Pero este sabor popular les imprime un cierto dejo a las que no son comerciales (como la del Recodo), porque entonces se les considera sólo funcionan para animar actos de envergaduras políticas y desfiles civiles. No sé a usted, pero yo escucho “banda sinfónica” y me parece que lo primero que asusta a los pájaros que habitan en mi cabeza son las notas de la Marcha de Zacatecas e irremediablemente me traslado a la escuela primaria. Tara-ta-tán-ta-ta-tán.
Es muy bueno enterarse de lo que hay en casa y sobre todo saber de sus intentos por encontrar un lugar digno entre el gusto del público, renuente sí, pero muchas veces porque no estamos al tanto. Ahora, que también pendientes habría que estar sobre el salario que reciben los músicos de la Banda Sinfónica, que por muy empleados que sean —en las nóminas de los gobiernos mexicanos, en esas largas listas de la burocracia, ¿ya tendrán contemplado el rubro de “músico” o de “pintor”?— se han pasado los años frente a los profesores de un Conservatorio. O atisbar al menos si ya tienen una oficina fija, porque uno llama al Teatro del Estado y pregunta por la extensión de la Banda y los silencios se prolongan.
Pero bueno, es otro cantar. Y mañana, esperemos que a los integrantes de este concierto esas primeras notas que trasladadas al español se escucharían como: “Oh Fortuna,/ variable como la Luna/ como ella creces sin cesar/ o desapareces.” Les queden de maravilla.