
Las fanfarrias de los viejos tiempos se terminaron; muy pocos miembros del partido Revolucionario Institucional se ufanan de pertenecer a sus filas. Los que siguen aferrados a dulces recuerdos no se cansan de echar en saco roto el tiro de gracia que representa para ese partido la candidatura de Roberto Madrazo, así como la lista que indica los nombres de los que se quedarán con algo, en lo que se refiere a las candidaturas nominales y plurinominales; es decir, de los que aspiran pertenecer a una de las cámaras legislativas, para el nivel federal. El berrinche de Betito se hizo realidad... él marcha feliz a la deblacle con sus mininos y con los resignados.
El tabasqueño tricolor —porque también está el monocromático— parece disfrutar su gira artística, donde cada día cosecha menos aplausos y gana un mayor cuestionamiento. Es como si los televisos o los aztecas echaran a andar una caravana donde el atractivo fuese una anquilosada celebridad de los ochentas y abrieran los conciertos quienes en la década de los sesenta eran indiscutibles ídolos del pop en español (rocanrol). Los números, ya sabemos, favorecen al candidato teñido de amarillo y mientras sus contrincantes no orquesten una verdadera campaña de opacamiento, el electorado estará dispuesto para refrendar, con votos, a quien pareciera va a favorecer las exigencias de equidad política, económica y social en México. Se dice fácil y se promete más rápido, aún quedan tres meses de apuestas.
Roberto Madrazo Pintado hizo lo posible por agenciarse todos los puestos que implica el buen gobierno de un barco. Pero ahora que funge desde capitán, timonel y hasta pinche, su ideal de invencible Titanic ha topado de frente con el iceberg fatalmente pronosticado. Los últimos caciques que podrían ofrecer resistencia aún sufren por el hedor que despide la preciosa cabeza del gober más chingón de México y ante las moscas y los golpeteos han comprendido que la mejor solución, para estos casos, es andarse con cautela. ¿Para qué necesitarían los gobernadores priístas hacerse los héroes si la Secretaría de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica y empresarios de la talla de Carlos Slim han declarado que no tienen inconveniente de sentarse a negociar con López Obrador, ya como presidente?
El PRI actual se divide entre quienes todavía se deslumbran con el espejismo de un Roberto Madrazo Pintado o la vieja guardia, que mira sin benevolencia a un arbitrario abanderado que de tanta iracundia sólo ha quedado en la minimización de su nombre: Betito Pellizco. Y acaso a Vicente Fox ya no le queda más que garantizar una transición imparcial, justa y limpia. El resto serán puras habladas y limosnas de a cien pesos.