lunes, abril 24, 2006

Ideas y canciones


Si atendemos al dicho de que “cuando el pueblo lo canta, es suyo”, la aparente proximidad con la revolución mexicana de 1910 nos permitirá esbozar una de las características de conformación a través de las mentalidades: el corrido. Esa fue una de las manifestaciones de la cultura popular en contra del gobierno y por lo tanto su transmisión era, al principio, de manera oral. Posteriormente los corridos se vendían impresos sobre papel de China —las famosas “hojas de papel volante”— y allí se podían leer las hazañas de un guerrillero, una monja subversiva o cualquier suceso que apoyara a la causa o terminara con sangre de por medio. Biografías resumidas y cantadas, Gabino Barreda, Benito Canales, Valente Quintero son muestras de ello.
Cabe mencionar que la población mexicana utilizó la canción popular a través de su devenir como una manifestación muy extendida. Algunas veces servía para mofarse de un personaje determinado: El corrido a quince uñas, fue una respuesta en honor a los cortejos fúnebres que el locuaz Antonio López de Anna ordenó se le efectuaran a su pierna. “La pata muerta de quince uñas” dice uno de los versos). En otras ocasiones sirvió para expresar un supuesto dolor colectivo, con la martirización de Francisco Villa, por ejemplo: “En la tina todo brilla/ así son sus minerales/ ya murió Francisco Villa/ general, de generales” (La cucaracha).
La manifestación social y política a través de las canciones no es una característica exclusiva del mexicano. Por mencionar “historia” La Marsellesa , con su Allons enfants de la patrie/ Le jour de gloire est arrivé! (Marchemos hijos de la patria/ Que ha llegado el día de la gloria) es una canción rehabilitada por la revolución de 1830, prohibida por el imperio y la restauración, pero adoptada, formalmente en 1958 como una canción que celebra a la liberación y a los mártires franceses. Pero atrás puede quedar el mapa de occidente y aproximarnos a una parte de la historia latinoamericana del siglo XX.
En Nicaragua, con la ayuda del Frente Sandinista de Liberación Nacional, hacia la década de 1970, el grupo de música popular Mancotal —dirigido por Luis Fernando Godoy— grabó y publicó discos en cuyas canciones se instruía al pueblo en el arte de fabricar explosivos: “Y para las bombas construir/ no debe faltar en tu casa/ pólvora, azúcar y aserrín”.
En la Cuba inconforme y fastidiada por el bloqueo económico de los Estados Unidos y achacado al presidente Fidel Castro, conocido entre los cubanos como El hombre, aprovecharon la letra cantada por la mexicana Lupita Dalessio: Ese hombre. Sobre todo gozaban con las partes: “Es un gran necio /un estúpido engreído /egoísta y caprichoso /un payaso vanidoso /inconsiente y presumido...” Seguridad Nacional de Cuba advirtió que los cantantes debían optar por retirarla del repertorio.