
Un sujeto despierta a media noche, visiblemente acongojado, tal vez con algunos hilos de sudor escurriéndole por las espaldas, se viste para salir a la calle, cruza el poblado en el que vive y con los puños, arremete sobre la puerta de la casa de su mejor amigo. “Abran la puerta” grita desesperado. El dueño de la casa, acompañado por alguno de sus criados, acude enseguida; en una mano lleva una bolsa con monedas y en la otra una espada. Estamos hablando de hace mucho tiempo, cuando las espadas aún servían para arreglar las diferencias entre las personas. Continuemos. El que ha llegado a esas horas de la noche, aún jadeando por el enorme esfuerzo que le ha supuesto cruzar el poblado, trata de calmarse cuando su amigo le dice: “Si has perdido en el juego, aquí está una bolsa de dinero, tómala y acude a pagar tu deuda. Y si tuviste un altercado, aquí tengo mi espada, para que vayamos a luchar juntos”. El sorprendido visitante responde que no quiere una cosa ni la otra (ganas nomás de chingar, decía mi abuela) sino que se ha despertado porque soñó que su amigo estaba sufriendo una honda tristeza y quizá fuera necesario estar a su lado. Suena tan a cuento, a fábula, que precisamente a ese género literario pertenece Los dos amigos, escrito por un francés llamado Jean de la Fontaine, un abogado de profesión que se divertía más de una manera singular: entretenía a los nobles endulzándoles el oído con divertidas historias que imitaban a los narradores clásicos como Esopo y Horacio; pero también abrevaba de la tradición hindú. Se trataba de un gran lector, por supuesto. Y de un gran cuentero porque sabía reírse a costa de los demás. Precisamente en el compendio de Las fábulas, el lector se encontrará con historias tan reconfortantes y llenas de moralina, como también con composiciones chuscas. Hay que agregar un dato importante; quien también escribió las fábulas libertinas murió en la ciudad de París, tenía setenta y tres años y corría el año del señor de 1695. Y será en el centro cultural El Ágora de la Ciudad, ubicado en el corazón de Xalapa, donde los pequeños (y quizá algunos grandes) tendrán la oportunidad de escuchar una lectura de algunas de las fábulas escritas por Jean de la Fontaine. Estas sesiones de promoción a lectura están programadas durante las mañanas de todo el mes de mayo, de martes a viernes. Primero será una breve charla y posteriormente se exhibirá el filme “La fábula de Esopo”. Las sesiones tienen una duración de aproximadamente hora y media y una de las partes más atractivas de esta planeación es que se trata de un servicio gratuito y atienden a grupos de niños de entre 6 y 12 años. Los profesores interesados pueden solicitar informes en el centro cultural. Las intenciones son buenas y los resultados, serán quizá mejores, pues animar a formar a un lector que apenas se inicia en el mundo de la cultura escrita, es conservar a un buen lector a tiempo y ahorrarle dificultades. |