
Voy a transcribir fragmentos de un texto realizado hace seis años:
“Fulanito es el clásico niño que ha coleccionado uniformes escolares... peca de una inteligencia fina pero mal empleada, que pone en desventaja total. A sus quince años, aún nadie sabe si son verdaderas sus promesas de concluir ya la escuela secundaria o es acto de sus piruetas que bien ha sabido exprimirle a la vida”.
“El primo hereda la sangre de político. Un puesto nada importante, pero a su edad, la semilla en su punto justo. Me entero porque algunos domingos atrás, en la comida familiar, cuando suena el nombre del adolescente hay silencio. El tío mayor guiña y entiendo que mi boca e impertinencias no tienen que romper el rito al que pertenezco cada fin de semana. Más tarde habrá oportunidad... Se fue al Distrito Federal, a un cierre de campaña.”
“Los tiempos cambian. En el fondo: qué bueno; en la superficie: a veces tanta libertad hace daño. Pero río al imaginar a mi primo sumido en la multitud del Zócalo, puesta su gorra del candidato y perdiéndose su voz entre el griterío, de los que como él, fueron llevados ¿o acarreados, se dice?”.
“Es la noche de domingo cuando aparece el “extranjero”; no hay mujeres que le reprochen su viaje y nos habla de cuanto sucedió: Comí el pollo más blanco que daba desconfianza. Llegamos al Zócalo y hubieras visto el gentío (lo sé en el Zócalo capitalino). Pero hubo un momento en que el líder dijo que ni nos íbamos a notar entre tanta gente. Regresamos al autobús y de ahí paramos hasta Puebla. Como todo fue de rápido, pues nada más viajamos ocho gatos. Pero adentro del camión parecía que nos mandaban a la guerra: jugos, agua embotellada, camisetas, gorras y hasta plásticos con la cara del candidato. ¿Quieres un pan de esos panes a los que les meten queso? En serio, los cambiamos en la caseta de Puebla por lo que llevábamos en el camión. ¿Quieres dulces envinados? ¿Camotes? Cambalacheamos de todo.”
“¿Y el mitin?, pregunté. Pues el mitin lo vemos por la tele, ya si nos preguntan les decimos a los que no fueron cómo estuvo. ¿Quieres algo de lo que traje?”
“Lo vimos retirarse ufano de su aventura, mientras en cada uno de nosotros se filtró la incertidumbre.”
Hoy la historia contada pertenece muy al pasado y a estas alturas sabemos que Vicente Fox estará a punto de saber el nombre de quien lo sucederá en la presidencia de la república.
Pero aquella noche, ya instalado en mi estudio, encuentro un libro de poesía que pertenece a la autoría de Gibrán Khalil Gibrán: “piedad a la nación que recibe a su nuevo gobernante con el clamor de las trompetas, sólo para despedir al otro con el clamor de las rechiflas”. Esperemos todos sea para bien.