jueves, junio 29, 2006

Sin campañas en tele ¿quién nos divertirá?

Debemos suponer que la contingencia no lo era porque ya estaba sospechada. Pero lo que el televidente promedio extrañará en las pantallas chicas son el rostro de los candidatos, sus palabritas y palabrotas, de aliento unas, de constreñimiento otras. O acaso el sistema electoral mexicano previno y avisó a los dueños de las televisoras que mejor abrieran la ofertar para el último día... porque viera usted la de visiones tan continuas en cada corte comercial; estaban peor que el canal del congreso o que la televisora estatal de Veracruz.
Ayer, hasta las 15 horas en que terminó un noticiero de televisión por cable, olvidé por un momento que los mexicanos bebemos refrescos embotellados como si de la última gota se tratara; que tragamos los peores cartones se soja con sabor a pescado recién freído, que nos limpiamos la cola con kilómetros y kilómetros de papel tan suave como una caricia de algodón (¿los que trabajan en la cosecha de algodón pensarán lo mismo?). Que los hombres somos tan haraganes para asear nuestras casas que preferimos se compren los productos que mayor concentrado de químicos tienen, y entre menos jabón y menos se le talle a la mugre, pues mejor. De verdad llegué a pensar que vivía en un país donde la televisión es tan, pero tan jodida, que sólo se valía de los anuncios pagados por el gobierno... bueno, a fin de cuentas todo sale del erario público.
Pero la realidad es otra. Los tiempos publicitarios de televisión, hasta las primeras horas de ayer por la tarde, estaban saturados por los estertores de las campañas que promovían a sus candidatos para la sucesión presidencial. O bien les abarataron el precio o los estrategas de cada uno de los partidos no calcularon (o no lo creyeron) que la ley de procesos electorales les tenía muy dicho que hasta las “0” horas del miércoles 28 de junio podían hacer de las suyas; al menos así, abierta, descarada y públicamente. Aunque pensándolo mal, se me hace que es como el final de una de esas fiestas para solteros, en las que a eso de las tres de la mañana y si alguien no quiere retirarse invisto, acepta, desea y hasta disfrutas “las compras de pánico”, de todas formas, de noche los gatos son pardos.
La tranquilidad que llega, sin duda, es aparente... los consejeros del IFE, ayer, ya habían declarado que al menos los partidos políticos tenían conocimiento y habían acatado la decisión de retirar su publicidad según lo estipulado. Lo que no sabían era qué hacer con las asociaciones civiles que pagan el tiempo televisivo a favor de tal o cual candidato, sin tener, específicamente, la presencia de organismos políticos.
Pero en fin... cuatro días de no escuchar nada parecido a las anteriores campañas, parece, de verdad, un sueño...