viernes, agosto 25, 2006

Arranca la FILU 2006


Como siempre, cuarenta y ocho horas antes de iniciar el magno evento de la Universidad Veracruzana —que para algunos de sus directivos hasta un partido de los Halcones es “magno evento”— denominado Feria Internacional del Libro Universitario (FILU), se organizó la presentación a los medios. ¿Falta de tacto, estrategia? ¿Sobrada confianza? Pero es una cuestión a la que ya estamos acostumbrados (lo mismo pasó con el festival Junio Musical). Que sí, efectivamente, ya estaba la programación en la página de Internet, el departamento de comunicación ha emitido información a tiempo; pero también América ya existía antes de la llegada de los españoles, ¿o no? Hay situaciones que nunca van a cambiar y es mejor ser optimistas e ir directamente al asunto de la FILU.

Celia del Palacio es la directora general de la Editorial de la Universidad Veracruzana. Recién asumió el cargo y como tal, es quien está al frente del comité que organiza la doceava emisión de la Feria Internacional del Libro Universitario; una feria que enseguida suena a competir o a recibir comparaciones con “la madre de todas las ferias librescas” en México, la FIL de Guadalajara. En esta ocasión la feria ha dado más habladurías que expectativas de compra de libros —pues ya se sabe que los expositores nunca se pondrán guapos con un cincuenta por ciento de descuento. Una serie de invitados especiales; el cambio de la sede, de las instalaciones universitarias se va al Museo del Transporte; que si siempre las casas editoriales vienen a exponer directamente, y se evitan los intermediarios, y todos los etcéteras que deseen añadir.

No es la primera ocasión que una feria de libros cambia sede (¿recuerdan la fallida mudanza de la Feria Infantil y Juvenil a la “Casa de Artesanías”, ahora apodada con toda pompa Centro Cultural Los Lagos? Y después vinieron los arrepentimientos y mejor de regreso al Colegio Preparatorio). El Museo del Transporte dista o aún le falta para funcionar como tal; si ya en otras oportunidades ha servido para “conciertos” (los seguidores de los Enanitos Verdes hasta allá fueron a ovacionarlos, por citar un ejemplo) ¿por qué hacer la prueba y que funcione para exponer libros? El colmo sería que lo emplearan de palenque, o plaza de toros, o lo prestaran para una feria donde cada cinco puestos uno es para vender cerveza. Dirían los norteños: ¿qué no? No hagamos sangre de un detalle, ¿qué si?

Pues a la directora de la Editorial y al secretario de la Universidad, Ricardo Corzo, les correspondió dar el frente. Explicaron que la Universidad ha dispuesto la creación de dos rutas con transporte gratuito, para toda la población; que además de exponer y presentar libros hay múltiples talleres y que la entrada es gratuita (en Guadalajara no hay transporte gratuito y la entrada en 2005 costaba quince y veinticinco pesos). Ahí la llevamos.

Ahora seamos francos, quizá el gran atractivo de la feria son cinco figuras que gravitan alrededor del Premio Cervantes 2005: Margo Glantz, Carlos Monsiváis, Antonio Tabucchi, Enrique Vila-Matas y Juan Villoro (“órale” dicen mis alumnos). Bueno, en esto ya nos empezamos a parecer a la de Guadalajara, que invita desde escritores que se inician hasta las figuronas literarias. Cuando le pregunté a Celia del Palacio ¿este cartel de escritores de renombre se debe a gestiones del maestro Pitol? Pensó unos segundos: “Así es, estos escritores fueron invitados por el maestro Pitol y por el Gobierno del estado a través del IVEC y la Universidad Veracruzana. Accedieron a estar en el un homenaje, en la inauguración y a firmar ejemplares. Pero quiero recalcar que no sólo ellos vienen, también estará Ernesto Cardenal, Eraclio Zepeda, Eugenio Montejo, Adolfo Castañón. Debemos abrir el cerco y permitir que no sólo se trata de una feria de literatura”.

Apenas hoy comienza. Diez días, libros, muchos libros y palabras.