lunes, agosto 21, 2006

Tres años del suplemento Búsqueda


Llegar a ciento cincuenta y seis entregas que suponen ocho páginas cada una, nos hace calcular unas mil doscientas cuarenta y ocho planas, en total. Se lee más rápido de lo que se dice, porque si entramos en cálculos numéricos (¿hay de otros cálculos? Bueno, los que se forman en la vesícula y el riñón ¿no?) habrá que compararlo con la cantidad de ejemplares Milenio-El Portal, por ejemplo, que esto representa. Si la edición diaria, con regularidad sale en cuarenta planas, dividiremos y nos encontramos con que hablamos de treinta y un días y apenas los adelantos de lo que sería el día número treinta y dos... de todas formas es un chingo.

Pero si un mes de publicación normal equivalen a tres años de un suplemento, eso que se lo cuenten a los que coordinan esta especie de cuadernillos o secciones especiales. En primer lugar porque regularmente la historia de los suplementos es azarosa; cuando este tipo de publicaciones comienzan con su número “uno” o incluso el “cero”, se echan cuetes al aire —recuerden que antaño, el ex mandatario de Veracruz, Patricio Chirinos nos demostró que los “cuetes” también se van para abajo— todo mundo escribe para enviar sus parabienes, los implicados en el tema de la colección quieren estar todos, al mismo tiempo, y la cuestión promete miel sobre hojuelas. La realidad siempre es otra.

Por eso siempre he sido de la idea de que los trabajos se festejen para cuando llevan un tiempo “al aire”. Antes de eso, es mera buena intención. Y con eso, pues no siempre alcanza.

Voy a remontarme al año de dos mil tres, hacia las dos primeras semanas del mes de agosto. En el área de diseño, del Milenio- El Portal se encontraba la periodista Lourdes Contreras haciéndose un nudo con muchas preguntas y acaso muy pocas respuestas. Yo, para variar, llegaba de su compañero de trabajo en aquellos avatares. Amable, como siempre ha sido, me explicó de qué se trataba el nuevo proyecto: un suplemento que ofreciera al lector la posibilidad de tener un medio que lo informara sobre cuestiones de creencias, magia, religión, esoterismo... Quizá Lourdes iba teniendo las ideas más claras, pero enseguida yo acudí a la comodidad libresca y le recité dos o tres libritos que, desde la Antropología y la Historia, tendrían que ver con el tema.

Pues que vinieron los estirones, las pruebas —para entonces yo recibía un nuevo encargo y tuve que abandonar el proyecto antes de ver su primer número— la elaboración de una posible lista de informantes, las llamadas telefónicas, los cotejos, el irse empapando con el argot de “magia” y las bromas. Para aquellos momentos, Lourdes Contreras ya tenía media docena de asesores y palabras como: Horóscopo, Holística, Karma, Aura, Cristaloterapia, Reencarnación, Arcanos, Suerte, Energía, Sanación y otras tantas, ya no le eran desconocidas.

Y de tal forma, nuestra compañera sigue acumulando experiencia, informantes y conocimiento. Y por la cercanía que mantiene con otras personas que llevan, por supuesto, otras experiencias de vida, cuando nosotros, en la redacción, echamos madres por todo, ella nos dice: “No, vean que esta lluvia limpiará de negatividad a la ciudad” y no tenemos otra opción que callarnos... Sé que me querrá degollar con lo que escribiré a continuación, pero a veces, delante de ella, cuando su diseñador trabaja el número siguiente del suplemento Búsqueda, le digo: “Haz bien las cosas, ¿eh?, porque donde pongas mal una pleca, Lulú te va a convertir en sapo”.

Fuera de chistes, Lourdes Contreras, a partir de hoy, comienza a preparar el primer número que inicia su año 4, que en la serial querrá decir la entrega 157 del suplemento Búsqueda, donde uno aprende y se sorprende. Recuerde, todos los domingos, se encarta con la edición de Milenio-El Portal. Sea para bien.