jueves, septiembre 07, 2006

Refranes para tiempos revueltos

Imagen: Pescador
Cuando uno comete cualquier barbaridad, siempre hay una frase que se aplica para calificarlo a manera de epílogo. Y quizá a veces resulte menos vergonzoso echar mano de un refrán que desatarse con un montón de palabras que no van mucho al caso. Un refrán es más elegante que una blasfemia, porque lleva una historia que puede ser contada, o recordada o sugerida; la blasfemia sólo se encarga de cagar a los santos y a otras reliquias. Un refrán es, para el Diccionario del español usual en México: “Dicho o sentencia popular y tradicional que se expresa en una frase de forma más o menos fija, generalmente rítmica o rimada, y da un consejo o saca una moraleja, frecuentemente valiéndose de una alegoría, como ‘De tal palo tal astilla’ etcétera.”

Y para estas épocas, me he puesto o hojear el refranero para sacar unos cuantos. Algunos los podremos aplicar a todos los inmiscuidos en el lío poslectoral, otros a personajes en particular y muy pocos, nomás por la gana de joder la paciencia del vecino. Los incluiré, como el lector observará, en orden alfabético.

Angelitos al cielo, y a la panza los buñuelos.
Boda sin borracho, téngalo a milagro.
Carta cortés, cada dos renglones, mentiras tres.
Dad al diablo la puerta que con cualquier llave está abierta.
El agua todo lo lava, menos la mala fama.
Fíngete en gran peligro y sabrás si tienes amigos.
Gran poder tiene el amor; pero el dinero, mayor.
Honesta torpeza es morir por buena empresa.
Injurias y blasfemias, por donde salen entran.
Justicia es agravio, cuando no lo aplica el sabio.
Las abejas hacen miel, y las moscas se la comen.
Llanto de heredero, llanto placentero.
Mi patria es mi casa, y no tengo más patria.
No se acuerda el cura de cuando fue sacristán.
Oigo mi gallo cantar, pero no sé en qué corral.
Pesar ajeno no quita el sueño.
Quien se va lejos, vivo está, y lo tienen por muerto.
Repetido y a la larga, lo más dulce amarga.
Si quieres que un ciego cante, la moneda por delante.
Todo se pega, menos la salud y la belleza.
Un lobo a otro lame, y no come su carne.
Vivo, serás criticado; muerto, olvidado.
Yo que se lo proponía, y ella que lo apetecía...
Zurciendo y remendando, vamos tirando.

Y si faltaron algunas letras para completar el alfabeto, habrá que esperar a que se inventen refranes con la “K”, “Ñ”, “W” y “X”.