martes, diciembre 19, 2006

Buenas noches venimos señores

Foto: Carlos Cano
(Rama. 1 de 3).
De tradición veracruzana, la “rama” es uno de los grandes atractivos que las compañías de bailes folclóricos mexicanos incluyen en sus coreografías decembrinas. Se trata de coplas populares cuyas letras aluden al nacimiento de Jesús, a temas religiosos y pocas veces a motivos sociales, políticos y económicos; pero sin extraviar al aureola navideña. Son versos octosílabos, de preferencia, rimados y agrupados en cuatro para formar una estrofa; es decir, que en conjunto se trata de treinta y dos sílabas. Aunque no siempre se cumple con estas características. Veamos un ejemplo, la estrofa inicial, de saludo:

Buenas noches venimos señores (verso de diez sílabas)
la rama les viene a cantar (verso de ocho)
les viene a cantar sus honores (verso de nueve)
a ver qué nos puede usted dar (verso de ocho).

La usanza indica que los cantantes de estas coplas se acompañen de una rama (literalmente) a la que adornan con papeles multicolores, globos, escarchas, moños o listones. De acuerdo con la región serán los adornos, que pueden incluir frutas, flores y semillas. Las “ramas” en sustitución del occidental “árbol de Navidad”, también son el reflejo de la bonanza de sus portadores, aunque los árboles no se llevan de un sitio a otro. Y los cantantes son válidos, desde uno, hasta verdaderos grupos corales. Claro, no se debe confundir con los “villancicos”, que es otro tema. Aquí se trata de coplas populares.

A la media noche un gallo cantó
y en su canto dijo: “Ya Cristo nació”.

Como observamos con el último ejemplo, los compositores de estas coplas no se tronaban la cabeza con la Teología católica y otras delicadezas. “Cristo” era desde que nació y punto. Y en las letras, intervienen, por supuesto, los dos peregrinos que buscaban, camino a Belén, un lugar donde bien parir. Bueno, ella, la virgen María, pues el carpintero José, con toda seguridad, había ido a calentar agua (al menos es lo que ve en todas las películas, no del nacimiento de Jesús sino en los casos donde se actúa un parto). Pero no sólo entran los personajes obligados en estos menesteres: ángeles, diablos, pastores, borregos, estrellas, mulas y bueyes; la picardía popular a añadido a seres que nada tiene que ver con la religión y menos aún con la Navidad.
Veamos:

La Calaca tiene un diente,
tiene un diente,
y topo Gigio tiene dos,
si no me dan mi aguinaldo, mi aguinaldo,
me la pagarán con Dios,
o si no con Santa Claus.
o con uno de los dos.
¿Qué hace un personaje de principios de noviembre en una copla navideña? ¿Y un topo, títere y además mamón, enredado con Dios, el barrigón Claus y la ley federal del trabajo? Bueno, es que se trata, es cierto, de que cuando se terminan de cantar las coplas, los cantantes reciben un obsequio a cambio de desgañitarse y desear felices fiestas. Regularmente se les da dinero o golosinas; y en el último de los casos: diplomas, porque como ya la rama está en desuso, son las atroces y absurdas “autoridades” de cultura, las que tienen que convocar a los “rameros” para se inscriban y concursen. Seguimos a la próxima...