lunes, marzo 05, 2007

García Márquez cumple 80 años

El tomo segundo del diccionario Hispánico Universal, de trece apartados, dedica el primero a: Biografía, Geografía y materias afines. Las dudas geográficas quedaban bien dirimidas tras las consultas a un libro y no la caótica red de información que suponía Internet. Pero hay que añadir una minucia. El libro del que hablo pertenece a una “decimaprimera” edición del año 1965 y no consigna la palabra “Aracataca”; de arata va directo a arato. Pero como cierto hijo —el más predilecto, tal vez— de aquel lugar enclavado en el departamento de Magdalena, perteneciente a Colombia, aún no era tan, pero tan famoso en la vida pública, y en la vida literaria tan, pero tan imprescindible; los editores no pensaron conveniente incluir a ese pueblo.

Aracataca. 6 de marzo del año 1927. Nace el hijo del boticario y radiotelegrafista del pueblo. Un niño que a los seis años leyó “Las mil y una noches” y que con el tiempo se dedicó a dos pasiones: periodismo y literatura, labores en que le ha ido muy bien. Al grado que sus artículos, crónicas y entrevistas fueron célebres y le adjudicaron un gran número de lectores. ¿De allí se confirma eso de que se trata del “Juglar del siglo XX”? Porque amén de recoger los acontecimientos mundanos pero de interés general y saberlos contar mediante la palabra escrita, a este hombre le sobra una imaginación, pero con una opulencia tal, que se desborda. De allí la confirmación y excelente estrella, la de narrador, la de inventor de historias.

Antes de cumplir los 40 años, Gabriel García Márquez, escritor y periodista, contaba con fama y muy escasa fortuna. Su talento literario como novelista ya no era tema de discusión: La hojarasca (1955); El coronel no tiene quien le escriba (1961); La mala hora (1962). Pero en mayo o julio de 1967 concluye su novela más famosa: Cien años de soledad. De la última enumerada ahora se festejan las cuatro décadas, pero el asunto no quedó allí. Sus posteriores obras más celebradas fueron: La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1972, novela corta y cuentos); Ojos de perro azul (1974, cuentos); El otoño del patriarca (1975); Crónica de una muerte anunciada (1981). En el año 1982, se le concedió el Premio Nobel de Literatura y la fama llegó al territorio del mito. Eso no aplacó a este colombiano, leído por todos, y por críticos encarnizados, pero que admiten la genialidad que tiene para narrar. Luego vinieron: El amor en los tiempos del cólera (1984); Diatriba de amor contra un hombre sentado (1988, pieza teatral); El general en su laberinto (1989); Doce cuentos peregrinos (1992, cuentos) y Del amor y otros demonios (1994).

Este dos mil siete Gabriel García Márquez apaga 80 velas al pastel y sopla hacia las velas que conducen el navío de su literatura. En cuestión de días comienza a circular la edición de aniversario de “Cien años de soledad”, un esfuerzo editorial que sólo vimos con el cuarto centenario de “Don Quijote de la Mancha” (calculan un precio de 120 pesos como máximo, con ensayos, obra y glosario que abarcan 756 páginas). Pero ¿se trata sólo de un “Gabo” con una imaginación brutal? Los mitos o la mitología no prefieren los detalles técnicos. Pero…

Voy a transcribir un párrafo de un escrito de Conrado Zuluaga, donde podemos admitir que si en García Márquez hay genialidad o estrella o suerte, primero hay trabajo, trabajo y mucho, pero mucho trabajo… “Su primer texto, Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, viene del diluvio en el Antiguo Testamento; La hojarasca viene de Sófocles y la prohibición impuesta a Antígona de enterrar a Polinices; Remedios la Bella va al cielo en carne y alma como en la mitología cristiana: Cien años de soledad es una mitificación de lo real… Nadie podrá ver aquí monotonía, ni dogmatismo, ni fórmula, ni truco alguno, sino variedad, diversidad, flexibilidad, apertura a todos los horizontes de la narración contemporánea, y acercamiento total a los problemas del hombre de nuestro tiempo”.