miércoles, mayo 30, 2007

Motín de los entredichos o “niños diputados”


Quinto Parlamento de las Niñas y los Niños de México. No está nada mal que trescientos menores de edad (entre 10 y 12 años) tomaran la tribuna de la Cámara de Diputados y jugaran al legislador serio y responsable. El Quinto Parlamento sesionará durante cinco días y como ya se formaron 20 comisiones, van a deliberar sobre los temas de discriminación, pobreza, inseguridad, educación y violación a los derechos de los niños. Es un ejemplo de civilidad para los adultos, si es que durante los discursos no comienzan los improperios y los tres bandos: Morado, Rosa mexicano y Salmón, no rompen la tregua de paz.

Y es que observemos con detenimiento. Si los pequeños legisladores tienen entre 10 y 12 años, querrá decir que en lo va de su existencia, al menos no se han enterado de una legislatura que trabaje en paz y armonía, que piense en el bienestar de los mexicanos y un buen punto, que no se haya liado a golpes o que no haya tenido un conato de bronca. Estos pequeños ya crecieron con la historia de que los Honorables miembros del Congreso de la Unión pertenecen a distintos partidos políticos —lo que en otro país sería una noticia sin novedades— y lo cual es motivo de sus constantes desavenencias. Los niños, si pretendieran imitar a los adultos, tendrían que actuar como los orangutanes que todos vimos en televisión (y cuando el Canal del Congreso, por primera vez en su historia, tuvo audiencia) hace no muchos meses.

¿A poco los papás de los pequeños legisladores les permitirán hacer una pijamada en san Lázaro? ¿A poco la relojería Rolex ya comenzó a fabricar una serie de sus afamados relojes pero que lleven en la carátula a las Barbies, a Pokemón, a las chicas superpoderosas o a uno de los nuevos y afamados personajes del mundo Disney? ¿Y alguno de estos chicos tendrá la caradura como para entrar gratis a Six Flags o de perdida a La Feria, pero eso sí, mientras alega que tiene fuero? Las malteadas, a menos que sean de “ron con pasas”, no tiene el poder embriagante, pero y si fuera la de malas y dos o tres chamaquitos se van de comisión y se les pasan las cucharadas de glucosa. Qué terrible, pero calma. Y es que estos chicos no imitaron a los adultos y se acordaron que además de la defensa a sus partidos, también habitan en un país con desigualdades, con pobreza, con intolerancia, con la ciudadanía agazapada por la violencia que ha generado el combate al narcotráfico.

Pero si en casa, donde se supone que los niños son los reyes o al menos comprendidos, o al menos tolerados: los padres los mandan al carajo y les encienden la televisión, para que terminen su educación. Pues también en el palacio Legislativo no pasaron de ser la novedad obligatoria de cada año y seguramente, los señores funcionarios de alto nivel, en lugar de mostrar que aceptaron un cargo público porque se interesan por administrar con el fin de mejorar la vida de todos, dijeron a sus asesores: “Ay, ¿y a qué vamos? Nomás se trata de niños”.

Los ciudadanos ya estamos casi en el punto esplendoroso de la compresión, y entendemos que de nada serviría planear un Parlamento de Discapacitados, de Indígenas, de Madres Solteras, de Vendedores Ambulantes, de Enfermos, de Mujeres Embarazadas que han perdido su empleo, de Ancianos, de Mineros, de Jornaleros, de Mujeres Golpeadas, de Hombres que han sido excarcelados porque al final descubrieron que se trataba de una equivocación... ¿Para qué seguir? A la clase política sólo le interesa su propia fauna y eso que, como decimos en México: “perro no come perro”.