Foto: Carlos Cano
Poco antes de que el Tribunal Federal Electoral diera su fallo definitivo sobre la elección de gobernador en Veracruz, en el año de 2004, algunos funcionarios “culturales” ya se habían adelantado no al nombramiento del gabinete estatal, sino a los resultados sobre quién encabezaría la administración 2004-2010. Comidas, tertulias y chismes que organizaban los que aseguraban ser candidatos naturales para ocupar la dirección del Instituto Veracruzano de la Cultura (Ivec), un organismo que desde hace nueve años no está en su mejor momento y que en la presente administración ha estado en la mira de grupos y pandillas que sólo por colgarse el escapulario de “promotores de la cultura” quieren asaltar sus oficinas o bien desaparecerlo.
Cuando al fin se declaró el triunfo del entonces candidato del PRI, Fidel Herrera Beltrán, iniciaron las apuestas en serio, ¿cómo se acomodarían las piezas del ajedrez? Entonces, cuando de Ivec se hablaba surgieron los meritorios, los mártires, los necesarios, los grillos y hasta los locos. A los autoproclamados les sobraban méritos suficientes para componer la política cultural de Veracruz y no faltaron los que en las jefaturas de las secciones culturales de los medios impresos, acudieron a ofrecer “entrevistas” sin que fueran solicitadas. Los funcionarios que aún colaboraban en la saliente administración (de Miguel Alemán) actuaban con más prudencia y se limitaban a la pregunta o al comentario obvio: “Si sabes por ahí, me avisas, ¿no?”.
Llegó el gran día y el presente sexenio inició, en materia de cultura, con un pronóstico que tardó casi tres años en cumplirse: la arribada al Ivec y rápida renuncia de la titular nombrada, Esther Hernández Palacios. El gobernador Herrera Beltrán, con el anuncio de la evaluación a sus primeros cien días de gobierno y la consigna de que movería a los que no daban resultados, alentó los rumores que circulaban en el mundillo artístico, que el nombramiento de la doctora Hernández Palacios era provisional (algunos preguntaban: ¿y ella dejó un buen puesto en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, sólo para venir a pasar el rato?). En los primeros meses de su gestión ante el Ivec, ella, más que el propio instituto, estaba ante la mirada atenta de los becarios, los creadores, los descontentos y los díscolos. Las autoproclamas seguían a la orden del día.
De un mes a la fecha se reavivó el rumor, Esther Hernández Palacios se marchaba. Esto sucedió a partir de un error de agenda: la señora iba a presidir dos actos culturales el mismo día y hora, pero en la ciudad de Xalapa y otro en Veracruz. “Run-run” que sí se va porque no asistió al Museo de Antropología; pues no, estaba en el Centro Veracruzano de las Artes, en el puerto. Se desataron los diablos y este lunes se confirmó que el pasado jueves14 de junio había presentado su renuncia. Y en el estado donde las palmeras están borrachas de sol y la capital que en noches de luna huele a jazmín, bastó un día para que muchos integrantes del gremio artístico y los corrillos culturales iniciaran la puesta en marcha de la crucifixión a Hernández Palacios. Y otra vez los mesiánicos: “Yo soy el bueno”.
Ayer, miércoles 20, se adelanta en medios electrónicos lo que será la comidilla para hoy: “Esther Hernández Palacios permanecerá aún en el Ivec”. Que siempre no se va, seguirá en el instituto porque no le encuentran relevo. ¿Se trata del juego “A la rueda de san Miguel” o sólo probaban el mercurio del termómetro? Un dato final, si la funcionara se va o no, antes debe entregar el inicio y buen término de los días que se supone durará la XVI emisión de la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil, que está a punto de celebrarse. ¿Quién despide al chef antes de la cena de Navidad? Y lo que ha trascendido es que la organización de la XVI Feria está igual o peor que el Festival Internacional Junio Musical 2007. Lo de “Junio Musical” es competencia de la Universidad Veracruzana y el ingeniero Manuel Zepeda, que parece ser el único que cree en el alcance “internacional” del raquítico y deslucido festival 2007. Pero la XVI Feria del Libro es competencia del Ivec y la coordinadora del evento, quien lo organizaba desde hace 15 años, renunció en abril. Ay, la cultura oficial.