jueves, julio 05, 2007

5 años sin Katy Jurado

Katy la de muchos papeles, ojos adormilados y labios provocativos. Nació en la ciudad de México, el dieciséis de enero de 1924 y murió un cinco de julio del año 2002. Recibió más de 200 premios por su labor artística y participó en sesenta y siete películas. En el año de 1999, le dijo a la periodista Laura Arnáiz que cuando veía en la televisión las películas en las que había participado sentía una especie de añoranza pero que también era conciente de que prácticamente estaba rodeada de puros muertos y que muy pronto, también ella se iría a la tumba.

Estrella o figura constante en Hollywood, la actriz mexicana Katy Jurado (María Cristina Estela Jurado García) era una referencia obligada cuando se trataba de hacer programas o documentales sobre los actores que triunfaron en la industria fílmica del sur de los Estados Unidos. Ella, como pocas mexicanas, tuvo el acierto de saberse imponer a un medio que apenas crecía y de no aceptar papeles que la denigraran por el hecho de ser mujer, latina y de piel morena. Su “talento y misteriosa belleza” fueron un talismán que le permitió largas, muy largas estadías en la Meca del cine y que a la vez fue trampolín para llegar a Europa. ¿Quién no recuerda haber visto en la pantalla grande esos ojos cargados con el enigma de una sensualidad que parecía no conocer el límite?

Es a partir de 1943 cuando hay que rastrear su incursión en el cine, cuando al lado de Emilio Tuero y otras actrices participa en la cándida historia de “Internado para señoritas” y en ese mismo año, como vendaval, suceden otras tres películas: No matarás, Balajú y una joya cinematográfica de aquel tiempo, La vida inútil de Pito Pérez, papel protagonizado por el entonces famoso cómico Manuel Medel. En el año de 1952 participa en la cinta “High noon”, protagonizada por Gary Cooper y Grace Nelly, allí la mexicana acapara y es nominada y ganadora del premio Globo de Oro. Cinco filmes después, en 1954 y bajo la dirección de Edward Dmytryk, trabaja en la cinta “Broken lance” y obtiene la nominación al Oscar por Mejor Coactuación Femenina.

Pero no siempre fue ni hizo papeles de la chica bonita. Si bien los inicios de esta magnífica intérprete van a la par con su belleza, ella estaba conciente de que una cosa era convertirse en “diva” y otra, ser actriz toda su vida. Se decantó por lo segundo y lo hizo bien. No escuchó el canto de las sirenas que encandilan a otras actrices, quienes caen en el absurdo de empecinarse con papeles de chicas jóvenes cuando las diez letras de la palabra “menopausia” es lo que abarca más espacio en sus mentes. Katy Jurado era la vistosa “la que se levanta tarde” en Nosotros los pobres (1947) pero también la “Eulogia” de la cinta Fe, esperanza y caridad (1972), donde en el capítulo “Caridad” encarna a una mujer que trajina para enterrar a su marido. Aquella soberbia actuación la hace merecedora del premio Ariel.

¿Voluptuosa? ¿Soberbia? ¿Tipo mexicano? Recuerde el papel de Katy Jurado en El elegido (1975), una cinta que trata sobre los habitantes de barriada que preparan la representación de la pasión de Cristo, en la semana santa; allí es “Paz, la Bronca”, la “gordis” que se echa unos buenos fajes con Manuel Ojeda, quien hará de Cristo. Y no podríamos dejar fuera su actuación como la “Chuchupe”, esa matrona que se trae a las putitas al paso en la adaptación cinematográfica de la novela de Mario Vargas Llosa, Pantaleón y las visitadoras (1976).

Katy Jurado trabaja a un ritmo sorprendente. En 1981, la muerte de su hijo marca su carrera, su vida y su retiro de las pantallas; sólo trabajará en 5 producciones más. Ella está filmando Barrio de campeones (1981), un drama citadino, cuando se entera del accidente de su hijo. Sale del set, lo entierra y regresa a terminar la película donde interpreta a “Leonor” un protagónico que muestra a una Jurado madura, decisiva y con toda la garra de quien será una referencia obligada para la historia del cine mexicano.