Julio de 1883, junio de 1924. Principio y fin del hombre que sorprendería auss lectores con la historia de Gregorio Samsa, el tipo que se acuesta normal pero se despierta transformado en un escarabajo. Aquel libro escrito en 1912 se tituló “La metamorfosis”, su autor se llamaba…
Franz Kafka nació el 3 de julio de 1883. Se trataba de un filófoso-escritor visionario e intimista. Su madre se llamaba Julie, una mujer hermosa, instruida y elegante.
El día más memorable para el escritor fue la noche del 13 de agosto de 1912, pues conoce a Felicia Bauer. ¿Guapa? ¿Flechazo? Según el propio Kafka, Felicia tenía una cara huesuda y vacía, la nariz casi rota, el cabello rubio, sin atractivo. El mentón era recio, la piel árida y con pecas, casi repugnante; con muchos dientes de oro, que interrumpían el color amarillo-gris de los dientes intermedios. Ella tenía veinticinco años. Franz era inseguro y nocturno. Tiempo después se animaría a escribir a la Bauer:
“Gentil señorita, por si acaso, cosa muy posible, que usted no se acuerde de mí, me presentaré otra vez: me llamo Franz Kafka y soy el joven que por primera vez la saludó en casa del director Brod, y después estuvimos contemplando unas fotografías de un viaje a Talía (Weimar), y que más tarde, con esta mano que ahora escribe, sostuvo la suya cuando usted le confirmó la promesa de efectuar el año próximo un viaje a Palestina”.
Amores de lleva y trae cuando precisamente en agosto de 1917, libre de ir a la primera guerra, Kafka sufre su primera hemoptosis. Fue hasta septiembre cuando un médico, el profesor Pick, comprueba la existencia de una enfermedad pulmonar que podía ser la tuberculosis. El escritor se evade de Praga y entra en contacto con la vida rural checa. Ese año año rompe su “noviazgo” con Felisa.
Para 1919, en noviembre, escribió su Carta al padre; que es en verdad un libro pequeño y que jamás fue enviado al su destinatario. A partir de diciembre, se agrava la enfermedad de Kafka.
1920 es un año de curas y de ilusiones. Comienza su correspondencia con Milena Jesenskâ-Pollaková, una escritora muy joven y de gran talento, casada ya; él se enamora. Quien dude que Franz era un tipo torturado, debe acercarse a las cartas que escribió a Milena.
Un año más tarde escribe El castillo y tiene al lado a Dora Dymant. Para 1924 su estado físico empeora, padece dolores laríngeos y no puede comer ni beber; no puede hablar y se comunica a través de notas. El martes 3 de junio de 1924, Kafka entró en agonía, pedía una inyección de morfina pero se la negaron… después falleció. Apenas si era conocido por un pequeño círculo de intelectuales; es su amigo Max Brox quien se dedica a editar su obra y hacerla famosa. Franz, el frágil y el nocturno, estaba convencido que la tuberculosis se trataba en verdad de una enfermedad psicosomática, una conspiración de la cabeza y el cuerpo para poner fin a los dilemas y las luchas internas en que vivía.
En “La metamorfosis”, él cuenta lo inverosímil como su fuera real, una novela llena de sentidos demoníacos: un hombre toma conciencia de la soledad e inutilidad de su vida y al corroborar la falsedad de su existencia se siente transformado en un objeto horrible, condenado a la muerte árida de un insecto…
“Cuando despertó Gregorio Samsa una mañana, después de haber tenido un sueño intranquilo, se encontró en su cama transformado en un monstruoso insecto”: (Las notas pertenecen al libro “Kafka”, de Manuel Giménez Saurina y Manuel Mas Franch; impreso en España, en 2003 por Edimat).