jueves, julio 26, 2007

Harry, ¿Potter o “el sucio”?

Pregunté a diez escritores xalapeños: “¿Has leído alguno o todos los libros de Harry Potter?” Se trababa de contestar “sí” o “no”, para eliminar cualquier intento de arenga literaria. El cien por ciento dijo que “no” y sólo dos se explayaron en la respuesta. Uno me aclaró, con toda la decencia: “Si yo invierto diez horas en cualquiera de los libros de la vieja esa [se refería a la escritora Joanne K. Rowling] serán horas menos para cualquiera de las grandes letras”. Otro fue menos diplomático: “No mames”.

Y es que tampoco he leído uno solo y menos aún he intentado comprarlos. Lo poco que sé del libro es lo que reportan los periódicos y aquella fotografía que tengo recortada desde el martes 17 de julio pasado: un reloj de la librería neoyorkina Barnes & Noble indicaba los días, las horas y minutos que faltaban para la venta del séptimo y último libro de la saga del niño mago. Tres días más tarde, otra fotografía capaz de cautivar a cualquier vendedor de libros: niños y adolescentes londinenses, formaditos y visiblemente flemáticos, acamparon afuera de una librería para ser los primeros en adquirir el “HP7”. En esa segunda fotografía la mayoría de los chicos iban disfrazados para acercarse lo más posible a los personajes de su historia favorita.

Mientras elaboraba este artículo me encontré una referencia en el oráculo al que acudimos todos los haraganes (me refiero al buscador “Google”). Un medio electrónico argentino reporta lo siguiente: “Piratería en la red. ‘Harry Potter’ se lee gratis por Internet y en castellano. Un blog hizo la traducción al español del último libro de la saga, aunque sin autorización legal. Si bien hay ciertos desajustes técnicos y de redacción, aseguran que la historia es efectivamente la que creó JK Rowling.” Y cuando uno está conectado a la red lo único que se pierde es tiempo, pues a invertirlo para escribir en el buscador: “spanishhallows.blogspot.com” y allí está, señoras y señores, niños y niñas, el último libro de Harry Potter en español, con una traducción chafa pero al fin con lo primordial de la historia. Pero como yo en lo único que soy especialista es en nada, pues desconozco si se trata de una tomadura de pelo o una venganza ranchera en contra de la editorial que vende esos libros.

La pregunta es obvia, ¿está tan bien escrito (el libro original, no el blog), es una prosa tan cautivadora como para atraer a millones de lectores en todo el mundo? En México, país de tan escasos lectores, el libro está agotado, y eso que apenas se ha vendido la versión en lengua inglesa y que la edición “normal” costó 365 pesos y la de lujo 569 pesos. Y en lo personal, con la gente que convivo, no conozco a nadie que se haya declarado lector de las aventuras del niño mago; si preguntamos por el número de personas que han ido al cine o han comprado el DVD de Harry Potter, bueno, las cosas cambian.

Lo importante no es denostar a una escritora y menos aún a sus obras sólo por el hecho de que ha llegado a las cumbres en ventas y que ahora se trata de una tipa a quien le sobran los millones. Yo soy de los que piensan que los libros transforman nuestra forma de ser y de ver al mundo, sean fantásticos, deprimentes o técnicos. Pero lo que realmente vale es que se están generando lectores y en un asunto de maquiavelismo, pues a costa de lo que sea. Con el paso del tiempo veremos lo que sucede con la “generación HP”, sobre todo en México, que al menos es lo que me importa más. ¿Recuerdan la jauja que tuvo Carlos Cuauhtémoc Sánchez? Y todos los académicos se desgarraron las vestiduras porque era un hijo de puta que pervirtió a la literatura y los lectores persignados y cerriles lo defendían hasta la muerte. Al menos en ese caso, los que sólo compraron los libros del señor aquel, casi apuesto, que no han vuelto a comprar otro libro, ni de él ni de otro. Y en las repercusiones a gran escala, yo no advierto que la sociedad mexicana se haya transformado para mejor tras la lectura de Juventud en éxtasis y otros bodrios. La lectura también es una moda, sobre todo cuando es casi obligatorio saber de un tema.

Y ultimadamente, por leer Harry Potter no se van a borrar las letras que están impresas en los libros de Cervantes, de Balzac o de Milan Kundera.