En Veracruz, los ciudadanos ya estamos listos para recibir las ocurrencias, administraciones y quizá dádivas de los nuevos alcaldes que entrarán en funciones a partir del uno de enero del próximo dos mil ocho. Pero, con las mejores intenciones según cuentan ellos, el Colegio de Veracruz (Colver) no sólo se preocupa de formar a los futuros administradores, investigadores o catedráticos de lujo (si es que en el último de los casos el colegio se transforma en una suerte de Normal Veracruzana y a cada egresado le regala su plaza como profesor). Ahora va con los alcaldes.
Y el nuestro, un Estado tan preocupado por la educación, ya inspiró a su Colegio de Veracruz —orgullo de unos cuantos— para diseñar el seminario “Gobierno Municipal” que se ofrecerá de manera gratuita a los doscientos doce angelitos que cobrarán sueldo del alcalde en el siguiente trienio. Bueno, para eso el Colver paga quincenalmente a doce investigadores, independientes o no del profesorado. Y como la sesión para los próximos funcionarios es única y absolutamente discreta o selecta, entrarán a clases sólo aquellos ungidos por el acta de mayoría. El comunicado de prensa, emitido por el propio colegio, dice: “El seminario, cuyas invitaciones se han hecho a través de los Comités Directivos Estatales de los partidos que los postularon, será sin costo alguno y está dirigido única y exclusivamente a los alcaldes que entrarán en funciones el 1 de enero del próximo año.”
Claro, como si a todos los que formarán parte de los cabildos se les hiciera azucarillo el culo por ir a clases. Pero es que los futuros gritadores del “Viva México y sus héroes” ya comenzarán a paladear el verdadero significado de las obligatorias comisiones que requieren los primeros gastos de representación. Y total, el Colver, como agencia de viajes, promete que el siete de diciembre los aprendices de alcalde se enfrentarán a una intensa jornada donde sólo destacados especialistas disertarán sobre el arte del buen gobierno y eso no es todo, como si los “seminaristas” en ciernes dudaran algo, la institución les promete: “una verdadera interacción, pudiendo los alcaldes formular tantas cuantas preguntas deseen”.
Yo me pregunto, ¿y qué le van a preguntar a las eminencias si que se sepa, ninguno de los futuros alcaldes es egresado del doctorado en Ciencias Políticas de la UNAM?, y menciono sólo a la mejor casa de estudios públicos del país sólo por quedarme corto. Pero igual es cola y pega y el seminario que ofrecerá el Colver se transforma en una de esas charlas de estimulación que tanto gustan a los lectores expertos en libros de superación personal. Puede ser la razón por al que no quieran mirones, ya que igual enseñan a llevar la administración municipal en sólo ocho horas y antes de salir, gritar al unísono: “yo necesito, yo quiero, yo puedo”. Y al final, en lugar de estrellita en la frente, una varita mágica, como la del niño mago, el tal Harry Potter.
Ignoro lo que suceda en otros estados de la República Mexicana y las intenciones que sus universidades públicas o instituciones estilo Colver tengan con respecto a sus próximos administradores municipales. Pero mientras el ideal sea gobernar sólo a través de las cifras: “Tantos asistentes a la feria”, “Tantas llamadas recibidas”; pues nadie garantiza que por mucha sapiencia, los alumnos saldrán diestros. ¿A poco les van a aplicar examen a sus próximas “medianezas serenísimas”? (el término de “alteza” es ya como para otros niveles).