viernes, diciembre 07, 2007

Su beso tiene el perfume de la primavera

Tras 1979, el nombre de Francesco Alberoni estaba más que ubicado entre los estudiosos de psicología y sociología, quienes rendían buenas críticas y aplausos al libro Enamoramiento y amor. Luego de veintiséis años de empedrar el camino con otros libros, Alberoni publica Sesso e amore (RCS Libri, Milano. 2005). La editorial catalana Gedisa encarga la traducción al español a Anna Jolis Olivé; para febrero de 2006 comienza a circular la primera edición, el título era de esperarse: “Sexo y amor” (360 páginas). Dividido en quince capítulos, el autor explora los deseos más íntimos del ser humano, pero auxiliado por la literatura y por los testimonios reales. Un ensayo de vigoroso humanismo que no se amedrenta ante lo obvio del lenguaje y de cuyo primer capítulo: “La complejidad del erotismo”, transcribo algunos subrayados.

“Existe una sexualidad empapada de amor y otra que nada tiene que ver con él, sino, al contrario, que le es plenamente antitética, como las violaciones.”

“En el siglo XIX... el sexo se trata desde un punto de vista médico. La anatomía da un nombre concreto a los órganos sexuales… se describen y nombran con precisión las distintas actividades sexuales y las ‘perversiones’… De esta época son las expresiones coito, cunnilingusonanismomasoquismo”.

“El lenguaje vulgar es transgresivo en el sentido de que nos aleja de la vida normal, del riguroso control del cuerpo y de las vestiduras… nos lleva hasta una esfera separada donde no existen los rigores del deber, donde se consciente la unión de los cuerpos, la mezcla de sensaciones, deseos”.

“Cualquiera que quiera escribir sobre erotismo debe hacer una elección previa. Si quiere evitar suscitar sensaciones y emociones eróticas debe emplear las expresiones científicas o las de la etiqueta cotidiana… si quiere provocar las emociones eróticas… debe abandonar el lenguaje científico y médico parea usar expresiones más comunes, cotidianas e incluso vulgares”.

“La experiencia erótica tiende a dos polaridades: en un extremo se encuentra la sexualidad violenta o privada de amor que se expresa mediante el lenguaje obsceno. En el otro, se sitúa el gran amor erótico que se expresa mediante un lenguaje rico en imágenes y metáforas poéticas”.

“Las personas profundamente enamoradas, cuando se refieren a los genitales del amado, suelen hacerlo con nombres creados por ellos y con mil posibles metáforas. La vulva se convierte en una flor apenas abierta, una rosa, una delicada orquídea… su beso tiene el perfume de la primavera”.

“La literatura oriental china e india es el producto de una clase culta y va dirigida a un público experto en la búsqueda del placer y que demuestra tener un comportamiento positivo hacia el erotismo”.

“La sexualidad en todas sus formas… supone siempre un peligro mortal para el orden social porque se fundamenta en mecanismos primordiales que preceden, en muchos millones de años, al nacimiento de la organización económica y política”.

“La atracción sexual no respeta los órdenes constituidos, ignora la neutralidad que exigen las distintas funciones sociales, une lo que oficialmente debe mantenerse separado del modo más caprichoso e impredecible… Y todo ello aumenta cuando la sexualidad deviene en enamoriamiento, amor, pasión. Pero no debemos pensar sólo en el amor heterosexual en sus formas más tradicionales”.

“El sexo es caprichoso, irreverente, parece y es puro juego, pero desencadena reacciones que se desarrollan en el registro del todo o nada, de la vida o la muerte. Una simple mirada puede poner en movimiento deseos desenfrenados, amor, odio, venganza. Toda la antigüedad clásica europea tiene como episodio central la guerra de Troya, que estalla por una mujer. Una simple chispa y el juego se convierte en tragedia”.