jueves, enero 29, 2009

Beltrones se cree Copperfield, pero no llega a Beto el Boticario

Los políticos mexicanos tienen la costumbre de ocultar lo evidente y la suerte de que el juego les saliera bien. Porque si ocurría un desastre natural, decían a los no afectados que el gobierno federal hacía lo más que podía y que todo estaba bajo control. Quienes se enteraban de la catástrofe por televisión, respiraban aliviados.

Para esa clase de embusteros era muy fácil decir que nada pasaba en Chiapas y la Secretaría de Turismo mandó callar boca de los noticieros a través de una campaña publicitaria. Los que no viven en Chiapas, veían las tomas aéreas y respiraban aliviados. ¿Cuál represión militar? Sólo hay gente loca, que todo lo exagera.

Pasta de Conchos afectó a un sector, pero no a todo el país. La tragedia del News Divine puso en alerta a otros sectores. Y así sucesivamente. Nos enteramos de que algo se hizo mal cuando un político delata al otro, para vengarse o hacerle el caldo gordo, no porque en nuestro país los organismos de transparencia puedan actuar al cien por ciento. Y los señores de corbata quedan siempre muy orondos, total, siempre hay un policía al que puedan correr, a un director segundón, a un compañero en desgracia.

Sin embargo, ¿cómo le van a hacer los políticos para explicarnos que según ellos, la crisis golpea pero no mata? Carlos Tello ha explicado que no se trata de una crisis financiera sino económica. Señala que es necesario frenar el libre mercado y crear una economía mixta, con tutela del Estado. Que se debe actuar en todos los frentes y que aún las grandes potencias no se ponen de acuerdo para crear un plan común. Además, señala que serán los países menos desarrollados los que pagarán los platos rotos y entre ellos se encuentra México. Pero si aquí no pasa nada.

Entonces que los políticos de kilométricas lenguas expliquen a las familias que dependían de las remesas que provenían de Estados Unidos que el presidente Calderón dice que no es tan malo, pero que la verdad es otra: pasarán al menos dos años para que el dinero fluya. Que le expliquen a deudores de renta, imaginemos a la señora que invirtió el dinero de su liquidación y que alquiló un local para abrir una lonchería en las cercanías de la fábrica que, por cierto, acaba de despedir a 300 empleados. Que le digan al atildadito burócrata que ocupa sus horas de oficina en vender joyería en abonos que sus compañeros no sólo dejarán de pagarle, sino que no le van a comprar más. Y ese desafortunado, ¿cómo le va a explicar a su encantadora mujercita que ya no podrán pagar las letras de la camioneta nueva?

Pero el senador Manlio Fabio Beltrones ya saltó a la palestra. Conformarán un Acuerdo Nacional por el Empleo, Crecimiento y Desarrollo ante la crisis económica nacional, y dijo que hoy “es la hora de ceder de conceder y acordar en beneficio del país” (El Universal). ¿Y ellos piensan que con firmas y payasadas que concluyen mientras ellos entonan el Himno Nacional, detendrán males que vienen, como la inseguridad y la violencia? Eso es creerse el mago Copperfiel, cuando ni siquiera llegan a los talones de Beto el Boticario.