He defendido que la Biblia está plagada de alegorías. Abel y Caín se repiten. Aunque a veces, no se requiere el derrame de una sola gota de sangre, las metáforas de la relación del más apto y que por lo tanto ejerce el dominio, son pasto común en todos los tiempos.
Quien tiene fuerza y tecnología detenta el poder sobre el indefenso. Esta es una idea que se reanimó durante la comida, en una típica escena de restaurante. Un bebé que gatea, una hermana mayor incómoda porque la han obligado a terminar la sopa y el tedio. Sólo los acontecimientos dignos rompen la monotonía y por eso se les recuerda. El pequeño abre la boca y tras ganar aire, bocanadas: grita a todo lo que pueden sus pulmones… ¿le han negado un juguete?, ¿un retortijón en las tripas?, ¿tiene sed?, ¿necesita un cambio de pañal? O simplemente, la charla de su madre y su abuela le parece aburrida.
Las dos mujeres acuden al berrido del pequeño. La hermana mayor actúa como quien ya tiene costumbre de aquello y cuando estaba a punto de resignarse, algo le hizo comprender que su tedio podía acabarse allí. Fui hasta donde el bolso de su madre y de un compartimento sacó una cámara para hacer fotos y video. En lugar de esculcar las ropas del hermano (es lo que hacían las dos mujeres) la pequeña se dedicó a inmortalizar el berrinche del mediodía.
Calmados los ánimos y cansados de la batalla, la pequeña mostró la pantalla de la cámara, a la vez que giraba para observar a su hermano. Las adultas sonrieron, veían el lamentable estado de un pequeño llorón. Uno de los comensales de nuestra mesa añadió lo que iba a ocurrir más tarde: “Cuando estén en su casa, la niña va a subir el video a youtube y avisará a sus amiguitos y a los familiares que no olviden de ver a su hermano”.
El asunto quedó zanjado. Todos los que fuimos hermanos mayores, nos hemos vengado por los celos que provocan los hermanos menores. Algunos juegan a Abel y Caín, pero sin llegar al litro de sangre.
Pero hay tantas entrelíneas a partir de que el presidente Barak Obama anunciara a la comunidad mundial el cierre de las cárceles extraterritoriales. Cuando expresó que quedarían en el pasado esas mazmorras que mantiene su país, uno piensa en que la presumida civilización de los Estados Unidos de Norteamérica es una historia de buenas intenciones. Guantánamo no es precisamente un lugar de readaptación social donde los internos juegan dominó y aprenden un oficio… es un centro de detención y tortura.
Allí los contendientes no riñen por un juguete o por la atención de la madre. La alegoría de Abel y Caín sucede hasta lo más bajo o lo más cercano a la posibilidad bestial que tenemos los humanos. El mundo se ha enterado de poco a poco que mientras un hombre berrea por el dolor que le inflige la tortura de otro, hay un tercero que captura el momento a razón de 24 fotografías por segundo. Y aquello no para en el youtube para que lo vean sus familiares y amigos.
Hay de hermanos a hermanos.