En nuestro país existen 735 diarios y la mayoría circulan en la provincia. Los grandes periódicos, a los que solemos llamar como “ediciones nacionales” pero que, en realidad tratan más de los asuntos políticos que ocurren en la ciudad de México, son las referencias informativas en casi todo el territorio nacional. Lo que publica El Universal, Excelsior, Reforma, Milenio y La Jornada, es tema de charlas entre vagos de cafetines e intelectuales con tiempo de leer. De acuerdo o no, sea oportuna o se dude del sesgo ideológico, sus letras dan para mojar la palabra. La prensa escrita es parte de nuestra vida cotidiana.
Pero cuando el golpeteo de la crisis mundial ha llegado a todos los sectores en todos los países, los medios impresos no tenían por qué quedarse atrás. El Grupo Reforma cierra un medio y ajusta su plantilla de personal, se perderán 200 empleos. El Universal ha reducido el pago a sus colaboradores. Un columnista filtró que el periódico especialista en noticias económicas, El Financiero, se venderá en 20 millones de dólares, los dueños lo desmienten, ellos lo quieren vender en 40.
Y los que comienzan a rescatar o a extender préstamos a los medios impresos, son los millonarios de siempre. Uno de ellos, Carlos Slim no se conforma con echar mano de la telefonía y las tiendas departamentales. El magnate mexicano prestó 128 millones de dólares a nada menos que The New York Times. Si en 6 años no le pagan, el préstamo se convierte en inversión, acciones de la empresa en lugar de marmaja. Calculan que será dueño del 17%, contra apenas el 19% de los fundadores de la empresa que, con ese porcentaje tienen el poder en la toma de decisiones.
¿Es negocio invertir en un medio impreso? ¿Slim está equivocado? Evan Cornog, profesor de periodismo en la Universidad de Columbia explica que las nuevas generaciones tienen como soporte del mundo conocido a la Internet, lo que es uno de los achaques de los gigantes de la prensa escrita. Y en su momento, explica el catedrático, hicieron menos las ventajas de la red. Para Cornog, el problema no parte solo de la crisis, sino de que también la publicidad se ha mudado a la Internet. Los jóvenes que gustan de leer prefieren no mancharse los dedos con la tinta.
El profesor Cornog asevera: “La nueva generación de lectores en Internet algún día se va a arrepentir de haber sido la causa de la desaparición de diarios y del periodismo de investigación… sin un periodismo de investigación corremos el riesgo de caer en la impunidad gubernamental”.
¿Tendremos medios cada vez más limitados? ¿Quién gana?