miércoles, enero 21, 2009

Manía de la avitaminosis

Foto: Gabriel Massera


“Una mujer escribe este poema

donde se puede a cualquier hora de una día que no importa

en el siglo de la avitaminosis”

Carilda Oliver Labra



En el filme Rudo y Cursi (Carlos Cuarón, 2008), la esposa del intempestivo Rudo reproduce la historia de la mujer emprendedora que a falta de su preparación busca opciones para salir adelante. Ella se emplea como vendedora de los productos “Wonder-Line”, vitamínicos y otros polvos mágicos que, según los vendedores, ayudan a mejorar el rendimiento físico de quien los consume.


Un personaje así pasa desapercibido para la mayoría del espectador porque no lleva el peso en el argumento central del filme y porque los vendedores de “polvos mágicos” que complementan la nutrición se han convertido en parte de nuestras vidas.


De unos años a la fecha la manía por los remedios elaborados son más que recurrentes. Los que atienden tenderetes de golosinas han añadido pequeñas bolsas de papel que contienen suplementos de las vitaminas que, anuncian en la publicidad: son los requeridos diariamente para mantener una dieta equilibrada. También los vendedores de jugos frescos sitúan un exhibidor con estos complementos. El imperio de las vitaminas ha ganado terreno, ya no basta una alimentación correcta; la imaginería comodina de la tecnología de la nutrición ha incubado la necesidad de darse una ayudadita.


Ya no está de moda acudir a los remedios herbolarios de las abuelas. La infusión de manzanilla o anís es para la historia, como lo es también la máquina de escribir y el corrector líquido. Ahora lo práctico es convertir al cuerpo en un embutido que estará mejor, que dará para más, si se le adereza con vitaminas y suplementos.


Estos recursos alternativos son negocios bien soportados por la publicidad apabullante en revistas, televisión, radio e Internet. Y aunque la desinformación es cada vez más grande, las ventas suben. Puede ser que una tableta de vitamina C prevenga de las enfermedades respiratorias; pero una sola naranja proporciona carotenos, calcio y otros elementos que no incluye el comprimido.


Las vitaminas y los minerales que contienen los alimentos nos parecen insuficientes. Nuestra espalda a la naturaleza de las cosas se da en la medida en que la publicidad se nos mete hasta el tuétano. El cuerpo humano siempre ha requerido nutrientes, pero la moda es dividir y exagerar al grado que hay completos para: niños, adolescentes, embarazadas, cansados, aburridos, deportistas y ancianos.


En las tiendas especializadas nadie se acerca para adquirir expresamente dosis de vitamina B12, la cianocobalamina, que es importante para la formación de los glóbulos rojos. Hacemos fila para comprar una píldora mágica que recomendó el amigo o el compadre, porque desde que él la toma, se siente a toda madre.