martes, enero 20, 2009

Pamuk: Estambul, Ciudad y recuerdos


Rafael Carpinteiro tradujo Estambul, Ciudad y recuerdos. Se trata de un sabroso libro de viajes, amores, filias, rencores y memorias del escritor turco Orhan Pamuk. Escrito antes de que se le concediera el premio Nobel de Literatura, la ciudad se transforma en un dibujo que no sitúa al lector en mero consultante de guías turísticas.

La Estambul trazada por Pamuk ofrece una ciudad observada por un habitante permanente. Quizá la cita que inicia el libro será la llave para abrir cualquiera de los treinta y siete capítulos: “La belleza del paisaje está en su amargura”, pertenece a Ahmet Rasim.

Pamuk recrea una ciudad a partir de su elección personal y de fotografías. Es una biografía bien nutrida con la historia y la literatura. Sus capítulos son una limpia clave para comprender la edificación de la memoria: familia, amigos, vida cotidiana, arte y los paisajes que escapan al visitante oportuno.

El escritor no esconde sus filias: “¿Dependencia por una casa en particular? Puede. Porque cincuenta años después sigo viviendo en el mismo edificio. Más que por las habitaciones y la belleza de los muebles, la casa es importante para mí porque es el centro del mundo que tengo en la cabeza” (p. 109). Poco después, proporciona uno de los detonantes de su texto: “Escribí este libro conversando y discutiendo con las obras de cuatro autores, que descubrieron y desarrollaron esta imagen fantástica a trancas y barrancas, a fuerza de coincidencias, lecturas y paseos” (p. 129).

En el libro no hay enemigos, pero sí una recurrencia a la amargura permanente. “El que Estambul esté dividida entre la cultura tradicional y la occidental, y entre una minoría inmensamente rica y los suburbios, donde viven millones de pobres, y el que permanezca constantemente abierta a una inmigración permanente, ha provocado que en los últimos ciento cincuenta años nadie sienta la ciudad como su verdadero hogar” (p. 137). Esto lo confirmará el mismo Pamuk en su ejercicio literario, en la novela Nieve (2005) que, si bien no se refiere a Estambul, se relaciona estrechamente con la Turquía contemporánea.

Concluida en 2003 y publicada tres años después en su versión castellana por Mondadori, Estambul, Ciudad y recuerdos, es un buen pretexto para un viaje iniciático. Más bien dicho, para dos periplos, el del autor y el del lector que, auxiliado por las fotografías que complementan al libro, todo lo vuelve a fundar.

La traducción de las 436 páginas es impecable. La escritura de Orhan Pamuk es elegante aunque a veces el fraseo obliga a releer algunas líneas. Pero con este libro, la composición del escritor turco muestra que a pesar de la constante amargura y que, como escribiría Neruda: “la patria está de duelo”, no hay mejor forma de conocer una ciudad que de la mano con sus habitantes.