miércoles, febrero 04, 2009

50 mil buches amargos en Veracruz



En ningún sitio del mundo ha quedado lugar sin que lo pise la sombra del desempleo. Empieza el estira y afloja que se transformará en reproches, que bien se emplearán durante las pronosticadas sucias campañas electorales. Ya lo dijeron los propios líderes priístas a nivel nacional: vamos contra los otros y de paso, convenceremos al electorado de que somos la opción menos peor. De nuevo: lo menos peor.


Y por si fuera poco, los caciques y los santones de pueblo no quieren aceptar que no sólo es el mundo que miran a través de la televisión es el que se va por la cañería. Los miopes no ven más allá de sus narices y dicen que todo está bajo control, que si la General Motors comienza a despedir a miles de empleados, en Veracruz no pasa nada… ¿será porque en el estado no hay una ensambladora de la General Motors?

Emilio Morales Gómez, presidente del Congreso del Trabajo, echó los dados con las cifras. En el estado, el 60% de la población económicamente activa percibe menos de tres salarios mínimos al día. De unos tres millones de población económicamente activa que hay en Veracruz, sólo 4 de cada diez tienen librada la preocupación del sustento diario; los demás tienen que ser ingeniosos en tiempos de crisis.

Pero la culpa, dijo Morales Gómez, es del presidente de la república. ¿Y el presidente a quién le va a echar la culpa, al cardenal Norberto Rivera quien a su vez le echará la pelota al Fondo Monetario Internacional? ¿De verdad los caciques creen que la culpa es del gran jefe que llegó a la silla presidencial por vía de otro partido? Uno se pregunta, si se supone que se trata de líderes, de personas informadas, ¿pues qué caramba ven en la televisión? ¿Qué periódicos leen o en qué idioma?

Lo otro es que sólo están haciendo su chamba porque ya comienzan las campañas y el gallo cantó en las cúpulas del Revolucionario Institucional que son lo menos peor. Está bien, que se lo expliquen a los primeros 50 mil desempleados en Veracruz, un estado al que le sobran santones y la paciencia de sus habitantes.