jueves, febrero 19, 2009

Ejército multifuncional



La vida marcial y la disciplina son una gala, los castrenses son un atractivo a la hora de asistir a los desfiles cívico militares; reciben aplausos y la admiración de la población. Pero cuando un desastre natural asola a una región y las cosas parecen no tener compostura, la presencia de las fuerzas armadas garantiza a la población de que el gobierno ya tomó cartas en el asunto.

El Ejército mexicano es una de las pocas instituciones a las que una buena parte de la ciudadanía apuesta su confianza. Los aquejados por desastres naturales tienen historias buenas con respecto a la actuación del ejército. De la misma forma a un soldado se le ve con respeto cuando alfabetiza a los adultos, cuando forma parte de las campañas de reforestación, cuando vacunan y cuando se convierten en amigos del más necesitado o en auxilio de las causas justas.

Pero también se debe caer en la cuenta que no todos los mexicanos ven en los integrantes del Ejército a un amigo popular. La memoria de la indígena veracruzana Ernestina Ascencio, esa que las autoridades dicen que murió de úlcera gástrica, no nos deja pensar con libertad sobre los miembros de la milicia. Pensemos también en las mujeres del pueblo de San Salvador Atenco, en las víctimas de Aguas Blancas, en los miserables que por desplazamiento cotidiano o migración deben soportar las vejaciones en las paradas militares. En los y las ciudadanas a quienes los soldados confundieron con narcotraficantes.

Ejército Mexicano glorioso en la paz, porque hace más de cincuenta años que las huestes no se enfrentaban a un enemigo en común, como la guerra-sainete contra el narcotráfico. Y después de las bajas y después del terror, ¿quién desea a un soldado en el patio de su casa?