El tráfico vehicular aún muestra su parte amable. Son las nueve de la mañana y pocos minutos. En las banquetas de la calle Altamirano, entre Revolución y Lucio, las “marchantas” sitúan sus lugares en la banqueta y de sacos de lona y morrales extraen las hortalizas que ofrecerán a los compradores que asisten al céntrico mercado Jáuregui, donde apenas comienza el trajín de todos los días. Adentro, domina un aroma: el sancocho de las carnicerías. Pero si el caminante se interna en los oscuros pasillos, los tufos de sangre fresca y fritanga se enredarán con las fragancias rancias que emanan de los comercios de hierbas medicinales, complementos naturistas y productos esotéricos.
En aquella zona del mercado, no hay necesidad de preguntar nada. Los vendedores ofrecen su mercancía a la vista: bálsamos, veladoras, pajas de incienso, imágenes religiosas, remedios. Entre el pasillo y los negocios hay cajas de madera atiborradas con preparados de distintas hierbas y raíces secas. Cada mezcla remedia o corrige un mal, se lee en letreros colocados sobre cada uno de aquellos compuestos: té para la diabetes, té para adelgazar, té del indio (bueno para la bilis), té para la circulación, té para el insomnio. Otros letreros sólo anuncian, pero no muestran: hay sahumerio para bendecir negocios, loción de las siete potencias.
Algún cliente ha marcado los dígitos 8, 1, 8, 9, 4, 4 y 6, pues timbra el teléfono fijo del local Plantas Medicinales La Salud. Una mujer entrada en años atiende la llamada y escribe en un cuaderno. Después confirma el pedido: “Aquí se lo tengo para el mediodía, no se preocupe, hasta luego”. A ella le gusta hablar con sus clientes, orientarlos, pero la distraen las grabadoras y los reporteros; quien mejor puede dar referencias es Pablo, su hijo…
Es Pablo del Moral Sandoval, un hombre de mediana edad. Se cubre del frío con una chaqueta de pana y mezclilla, cuenta las monedas que le dieron a cambio de un manojo de hierbas medicinales frescas. Es sereno y desde una esquina, administra el vaivén del negocio. Donde está, se observan veladoras, lociones, imágenes, inciensos, pero en La Salud expenden de todo y para organizarse mejor, lo tienen dividido en áreas: hierbas, productos naturistas y esoterismo.
Él pertenece a la tercera generación que se dedica al ramo. Comenzó la abuela, luego su madre y confía en que sus hijos y sobrinos también lo harán, pues se trata de un patrimonio familiar. Además, como él creció rodeado por ese ambiente, conoce cada una de las plantas, para qué sirven y cómo deben tomarse. Conjuga la experiencia y el gusto por lo que hace, un negocio que no dejaría por nada.
Pablo se dice buen católico: “Siempre con la morenita, con la Virgen de Guadalupe que nos ayuda y no hay que dejar”. Comenta que en la actualidad la Santa Muerte ha estado subiendo mucho su “raiting”, pero cuando era niño todavía no figuraba mucho, alguna estatuilla o dos. Ahora hay numerosos modelos, para protección, amor, negocios. Indica que cada color tiene su significado y la que más se vende es la blanca. A pesar de las nuevas creencias, dice, no se ha dejado de vender el Buda y otras figuras de la India y los santos, de estos últimos, siempre intenta que su clientela encuentre a todos.
La Salud…
—Tenemos todo tipo de plantas medicinales, productos naturistas, religiosos. Se va metiendo un poco de todo. Hay más demanda para combatir los problemas diabéticos, de riñón y nerviosos, eso abunda. Los curanderos nos mandan sus recetas y nosotros tratamos de surtirlas. Viene gente de Veracruz, de Córdoba y otros lugares porque aquí tratamos de tener más surtido. Y de lo espiritual, pues también se vende lo que tiene que ver con los problemas de los negocios, que a veces bajan mucho las ventas. Pero también en el amor tiene mucho que ver, en la familia.
¿Hay algo que se venda más para conseguir amor?
—Las personas buscan reafirmar sus relaciones con su pareja por medio de amuletos, de velaciones y oraciones que se tienen que hacer para tener a la persona siempre fiel y al lado. Lo que más se vende son las velaciones; se prende una veladora preparada dominante, una preparada para atraer, amarres, es lo que se tenemos y todo va combinado con una oración especial para la persona que la pida.
Tenemos perfumes afrodisíacos, con feromonas, que también tienen la misma finalidad.
¿Cuáles son los precios de las veladoras?
—Varían. Desde 25 hasta 50, según como vayan preparadas. La más cara es de ochenta pesos y se trata de un amarre. Se trata de muñecos de cera amarrados o abrazados; hay de colores, en el caso de dominar a la persona sería un rojo, el blanco es para acelerar matrimonios. Ya cada persona debe prepararlos con ciertas cositas, cada curandero tiene sus recetas y aquí se les vende todo lo que necesitan. Los muñecos vienen de Catemaco, también nos lo traen de Puebla o de la ciudad de México, hay varios curanderos que nos traen cosas buenas, bien preparadas.
También mencionó lociones…
—La que más se vende tiene feromonas, cuestan 50 y 70 pesos y también hay para atraer, dominar y armonizar matrimonios. Se la pone la persona interesada. Se venden todo el año.
¿Amuletos?
—Hay colibrís disecados, son amuletos para el amor. Se ocupan para hacer un poderoso talismán que también va combinado con otras cositas y ciertos perfumes que se le van agregando.
Veo sobres que contienen sales…
—Tenemos varias, la de “no me olvides” pero en el caso del amor no son recomendables, porque son para retirar o para “salar” a alguna persona, se preparan con perfumes especiales. Pero su efecto es más lento, por ejemplo un polvo, que los hay de todos; se usan como un talquito, para untar a la persona después del baño, mientras de unta, se dice el nombre de la persona interesada, pero es más lento, a lo mejor son más rápidas las velaciones y los perfumes.
¿Qué es lo que más se vende, para esas cuestiones?
—Veladoras, porque va más directo a la mente de la persona. El resultado depende de cómo esté hecho el trabajo, un curandero lo puede hacer más fácil. Hay personas que lo llevan a su casa y lo hacen más tardado, siempre es recomendable ir con una persona que tenga conocimiento de esto para que le sea más fácil.
Una receta para el amor…
—Lo más simple pueden ser baños con pétalos de rosa, con miel. También prender una veladora blanca y hacerle la petición de lo que uno quiere; siempre la mente es poderosa y muchas veces resulta, con fe y confianza se pueden hacer muchas cosas