martes, marzo 31, 2009

Grillos contra liebres, nomás faltan los changos



En la 20 asamblea del PRI celebrada en la ciudad de Aguascalientes, en agosto de 2008, se implantaron reformas importantes al estatuto de ese partido. De ellas, destaca que en adelante se termina el la práctica del “dedazo” para la designación del candidato a la presidencia de la República, los que elegirán son los delegados. Eso puede ser mero jarabe de pico hasta la celebración de una nueva asamblea. Lo que sí queda en claro es la centralización del poder en manos del Comité Ejecutivo Nacional del organismo político y que preparó el terreno del siguiente relevo en la cámara de diputados. Recalemos en algunos acuerdos de la asamblea de Aguascalientes 2008 y comprenderemos parte del tinglado que se ha montado.


Se aprobó que las coaliciones y alianzas concertadas por los comités estatales serían autorizadas o tener el visto bueno del Comité Ejecutivo Nacional, mismo que certificaría las convocatorias además de controlar los gastos de campaña. Esto indica que los priístas accedieron ceder su posible soberanía para confiar en los altos mandos que, como lo sabemos, están en manos de los patriarcas o tlatoanis. El poder del Revolucionario Institucional se reparte a tres manos: Manlio Fabio Beltrones, desde la coordinación política en el Senado; Beatriz Paredes, como presidenta del CEN y Emilio Gamboa Patrón, desde la trinchera de la cámara baja.

El triunvirato azteca, como en el juego de primaria, asió de las greñas a los comités directivos estatales del PRI y les preguntó: ¿dónde se paró el águila y dime cuántas tunas se comió? Y tras esto, ya nos percatamos de quién da las órdenes en el rumbo de las elecciones federales de este 2009.

Los priístas echaban campanas al vuelo porque están seguros de que la mayoría de sus candidatos designados representan peso entre la población.
Pero con lo que no contaban es con la ofensiva que Acción Nacional tenía bajo la manga y que ya quedó al descubierto. El pronóstico es que van a lanzar a los gladiadores del siglo XXI, es decir, a los deportistas que tienen granjeada la simpatía de los jóvenes votantes y de los indiferentes. ¿Votar por alguien que ha conseguido un aplauso para la maltrecha patria o dar la confianza a un político marrullero?


Si Acción Nacional logra el lanzamiento de deportistas como sus candidatos a las diputaciones federales, los otros partidos políticos se las verán de la patada. Sobre todo si tomamos en cuenta que posiblemente, lo que menos quiera escuchar el electorado sean propuestas serias. Vendrá el espectáculo de carpa digno de psicoanálisis para el doctor Freíd, si viviera. Los grillos hablarán sus palabrejas de siempre; los deportistas, que son muy dados al sudor pero no a la agilidad de la lengua, pondrán la nota colorida. Y nosotros, como siempre: los impuestos.