viernes, marzo 20, 2009

La refinería que nunca existió


Uno de los cuentos clásicos de la India ofrece la historia de un vagabundo que consigue al fin una olla con harina. Mientras descansa, el utensilio pende de la rama de un árbol y el hombre piensa que si llegase una hambruna su harina podría convertirse en oro molido. El vagabundo hace cálculos y llega a alimentar a tantos pájaros en su cabeza que de ser un don nadie termina pensándose que desposa a la hija de un rey. Y cuando su emoción calenturienta llega al punto más alto, el dedo gordo de su pie se enreda en la cuerda de la que pende la olla y se derrama la harina.

Como en ese cuento, la olla de harina se parece a la Refinería que ni siquiera tiene nombre, se convertirá en otro espejismo de la mitología mexicana. Ahora los gobernadores van a debatir, como si estuvieran en un concurso de oratoria o como los mandriles que tras oler a la hembra en celo, pelean entre sí para que sólo el más fuerte tenga el privilegio de aparearse. Al chango más feo y tenebroso se le prometerá la mano de la princesa.

Pero no seamos alarmistas. No es raro que la Refinería pueda ser otra mentira que engorde las celulíticas caderas de la Historia Patria. Total, ¿qué tanto es tantito si nos bronqueamos por algo que jamás existió? Bajo el mandato de Carlos Salinas se encargó suavizar la rasposa lista de los héroes y mártires que tapizaban el selecto panteón nacional, todo para facilitar la comprensión de nuestra mentiras erigidas como historia. Con la era de los panistas en el poder, los festejos se desasociaron de las fechas. O qué, ¿me van a decir que no es una mamarrachada celebrar el nacimiento de Benito Juárez García otro día que no sea el 21 de marzo?

Corren las apuestas… cuando se enfríe el asunto de la Refinería, el gobierno federal y los gobernadores, que son tan divos y empingorotados con síndromes de joven-con-protagonismo-continuo, se inventarán un tema alterno para fomentar la discordia nacional.