jueves, mayo 21, 2009

Las campañas son por tele



Deben estar de contentillo los partidos políticos que se decidieron por toreros o futbolistas para contender por las diputaciones federales para la siguiente renovación de la cámara baja. A unos días del verdadero arranque de las campañas, ya se definió que será la televisión la palestra política; la electorera es como siempre, en la calle y corresponde a los candidatos pudientes.


De cada uno de los distritos electorales se pueden tejer historias. El de Xalapa barriadas o “rurales” se baña con regalitos que hace a las amas de casa quien fuera alcalde experto en cubetas de plástico y que ahora aparece en los retratotes, sonriente. El otro candidato priísta acapara los espectaculares de las zonas “urbanas”, sin lema propio o eslogan, total, se trata de vender pura imagen y al traste de que los electores se enteren si al menos sus candidatos leen de corridito.

De lado azul, en la capital veracruzana, van dos mujeres que ya probaron suerte con otros partidos y a veces les fue bien y a veces mal. Se nota que son emprendedoras y al menos invirtieron en el alquiler de una camioneta que anda y desanda las maltrechas calles de la ciudad con tremenda lona a cuestas. No hay sonido o pregón que diga nada, tampoco música guapachosa.

Los otros son la morralla. De plano le entraron al numerito de candidatos porque no hay de otra, pero hasta en eso hay clases sociales. No importa si discuten o tienen ideas, se trata de verlos y nada más. Algunos estrenaron el traje que se tenían pensado comprar en Navidad, pues ya se sabe, hay gente le encuentra a todo y que no digan que al menos se dejaron retratar con sus peores tiliches. Total, en la plaza de santo Domingo, en el DF, un millar de carteles sale en una bicoca. Y mis cándidos candidatos, en las paredes sus fotos, tan guapos y peinados como si fueran gerentes estrellas de una empresa que vende Biblias.

Pero las tres pistas del circo están proyectadas sobre la televisión. Con frío o con calor, a menos de que regalen una cubeta o un paraguas, nadie quiere salir de su casa para “ir a conocer al candidato” y hacerle los honores. Conscientes de ello, los partidos echaron los billetes a la tele para tirarle harto confeti a los delfines que no se pueden dar el lujo de perder. ¿A poco Jorge Duarte se ganó la tómbola para salir en el spot que el Revolucionario Institucional difunde en cadenas nacionales?

La única que pregunta (porque así lo escribieron en el guión) es la niña más valiente de México, pues nomás falta que la inocente criatura le de un beso a don Chucho y este se aviente a decir el palindroma que José de la Colina atribuye a una búsqueda infructuosa: “Acá, caca”. Esos promocionales del PRD son de fábula, don Chucho de a supremo patriarca cual viejo caimán y la changa que le acarrea a las víctimas.

Y no es todo.