miércoles, junio 10, 2009

Las ocurrencias de un alcalde y el desinterés ciudadano

ÚNGULA (l. ungula). f. ZOOL. Casco o pezuña de un animal. II 2. CIR. Nombre de un instrumento usado para la extracción de un feto muerto. II 3. S. XV. Med. Excrecencia del lacrimal. Villalobos: Sum. de medic., 1498, f. 257.

Martín Alonso. Enciclopedia del Idioma. Tomo 3. Página 4086.


ángulo recto, sangrientas
las úngulas, gato gramófono,
en el remolino de lo áfono, gato en picada
de bombardero, gato payaso


Gonzalo Rojas. Gato negro a la vista. (fragmento)


A excepción de una entrevista amordazada en radio, porque estaba condicionado a no preguntarle algo que pudiera incomodarlo, nunca he tenido la oportunidad o la necesidad de hablar otra vez con el actual alcalde de Xalapa. Desconozco: el nombre de su primera novia, si es un buen hombre, un padre responsable, si es aficionado a las películas que de fabrican en Hollywood o si prefiere rentar un DVD en lugar de ir al cine. Esos son detalles íntimos de un tipo llamado David Velasco Chedraui y quizá puedan interesarle a sus familiares y amigos. Para los ciudadanos, esos deben ser detalles ínfimos. La vida privada del señor nos importa muy poco pero su persona, en cuanto “alcalde”, sí es tema que nos incumbe.

A vuela pluma, formulo un breviario de algunas ocurrencias del alcalde…

1. Construir en el palacio municipal un túnel para acceder al estacionamiento que se le reserva; no lo dejaron. Reunir a los ex alcaldes para formar un consejo rector que lo ayudara a gobernar la ciudad; no sucedió.

2. Convencernos de la creación de nuevos empleos cuando accedió al invento de que unas cuantas madres solteras se armaran de carrito como de súper y botes de pintura para cubrir los grafitos callejeros; persuadió a bien pocos.

3. Imponer la celebración de un carnaval, el “más alegre del mundo”, que convirtió en zahurda la zona de Los Berros y transformó en una pocilga los recintos universitarios; que hizo que los habitantes del sector más pobre de la ciudad se trasladara a sitios donde todos los vieron mal y los criticaron porque sus modales no estaban a la altura… ¿y en dónde suponían que iba a orinar y defecar la pueblada? Y si estaban ebrios y rencorosos, ¿iban a esperar el regreso a sus colonias para acribillarse y no escandalizar a las buenas conciencias?

4. Burlar la inteligencia de la ciudadanía cuando para unirse a las edificaciones conmemorativas del bicentenario y el centenario, mandó cavar una charca en el parque Bicentenario y le colgaron el mote de “laguna artificial”. Allí está la placa, bien lucidora y el agua estancada y pestilente, ni modo que las cubran con papel de China.

5. Solicitar al Congreso del Estado que le den permiso de endeudar a los empleados del ayuntamiento para que tramiten su tarjeta de plástico en la tienda de ropa JR, compren a crédito y se les descuente vía nómina. ¿Sabe cuánto ganan?

6. Pretender deshacerse de los agentes de Tránsito cuando parece ser el único ciudadano que no ha sido objeto de una extorsión. Esa transferencia al gobierno del Estado pudo ser menos temeraria que su idea de armarlos.

7. Poner en manos de un grupo de truhanes un servicio de “grúas de arrastre” que provocó el malestar de la ciudadanía. Los automovilistas circulaban con doble preocupación, pues eran dos los riesgos de conducir: enfrentar la ignorancia y el enfado de un agente de tránsito o de un conductor de las grúas.

Y mientras, el alcalde se refresca con limonada al lado de sus amigos ricachones que pretendían hincharse las bolsas con el dinero que nos pertenece y que tanto nos cuesta ganar. Pero David Velasco no es Antonio López de Santa Anna y si comete tantas barbaridades, una tras otra, sin posibilidad de tregua, es porque la apatía ciudadana y el desinterés colectivo se lo permitían. Han creado jardines bellos en algunos camellones de los sitios más transitados, pero no tenemos que agradecerle esa nada porque es su obligación y para eso recibe un sueldo… si un jardín nos conmociona, es un síntoma de chancro ciudadano, conviene dar unos pasos y horrorizarse por montones de basura en las calles de las barriadas.

Sí, hay cosas buenas. Como los jardincillos a los que me referí. Pero es como suponer que la ciudad es una mujer pantagruélica: gorda, inmensa, de cabellera abundante y apetito insaciable. Y el señor alcalde quiere que echemos pitos y trompetas porque él mandó que le barnizaran, y de rojo, la uña podrida del dedo gordo del pie derecho.

No es desdén al hombre sino al alcalde.