lunes, junio 29, 2009

Si el Ejército Mexicano es chaperón del proceso electoral, la democracia fue mentira

A partir de hoy, faltan seis días para celebrar las votaciones de cuyo sufragio, se renovará la cámara baja en el país. Es decir, los mexicanos tenemos la obligación de acudir a votar o a palomear los nombres de unos quinientos duques y marquesitas que vivirán a costa nuestra durante los siguientes tres años. Acudamos o no a las urnas, de todas formas y por ley, cinco centenares de tipos alzarán el dedo, se inconformarán, se mentarán la madre frente a los periodistas que somos, versus el diputado local Manuel Laborde: “pepenadores del morbo”. Pero mientras los legisladores abaraten sus sesiones en el Congreso, habrá que pepenar sus desacuerdos y tratar de reseñar lo que ya acordaron en los pasillos, en las juntas de comisiones y en las coordinaciones de sus propias bancadas.

Otro diputado local de la LXI Legislatura veracruzana es menos retórico pero también más ocurrente que Manuel Laborde. Se trata del defensor de las causas perdidas, como las del cura Muñiz. El panista Antonio de Jesús Remes Ojeda, hace unas semanas, tomó la tribuna para clamar por la inocencia del sacerdote xalapeño acusado de pederastia. Será porque intervino casi al final de una exhaustiva sesión y sus compañeros legisladores apenas le hicieron caso. Una semana después, el semanario Proceso se manda con la publicación de un extenso artículo y a los días, Remes Ojeda nos dice a los “pepenadores del morbo” que no hay delitos sino una campaña articulada por los masones, sujetos que desde hace muchos siglos se encargan de hacerle la vida imposible a la Iglesia Católica... A los pocos días, se termina el arraigo del cura que se decía muy guapo y comienza su proceso penal. El señor diputado, ¿tendría fresca la versión fílmica de Ángeles y Demonios?

Remes Ojeda ya no dijo nada. ¿Hizo acto de contrición o le jalaron las orejas? Pero como diputado, siguió fiel a su alma de Robin Hood y hace dos semanas, “destapó”, en tribuna legislativa, ¿en dónde, si no? como precandidata a rectora a su compañera diputada, la priísta Clara Celina Medina Sagahón. Vítores y hurras al grito de vamos todos a registrar a la señora. A la Junta de Gobierno de la Universidad Veracruzana no acudieron todos los diputados, ni la aludida, pero sí algunos priístas y panistas, Remes entre ellos.

El día 28, Antonio Remes Ojeda, declaró a un medio electrónico que clama por que el Ejército Mexicano sea quien vigile el proceso electoral del próximo 5 de julio. Pasaría como otra de sus muchas ocurrencias si no se tratara de que entre sus obligaciones legislativas, él funge como secretario de la Comisión de Seguridad Pública. Su argumento es que considera que Seguridad Pública y la policía intermunicipal de Veracruz no fueron capaces de poner orden, el pasado jueves, cuando apareció el cuerpo del taxista asesinado.

Quizá el legislador veracruzano sabe, ya que pertenece a una comisión que tiene cartas en el asunto, que hasta el mediodía del martes 23 de junio, en Veracruz aún no se definía un operativo de seguridad ni se elaboraba un “atlas de riesgo” para diagnosticar posibles problemas durante las siguiente jornada electoral del domingo 5 de julio, sobre todo si se toma en cuenta que pueden presentarse contingencias naturales así como algunos conatos de violencia generados por la elección. Eso lo declaró la consejera del Instituto Federal Electoral en Veracruz, Daniela Griego. Ella aceptó que hay focos amarillos y los ánimos están caldeados, pero descartó que durante la votación para renovar las diputaciones federales, sea necesaria la intervención de elementos del Ejército Mexicano, al menos en el estado de Veracruz.

Aunque la funcionaria señaló que de los veintiún distritos electorales que hay en el estado de Veracruz, hay municipios donde se tiene previsto el surgimiento de problemas, siempre que se tomen en cuenta las experiencias pasadas. Hay distritos, dijo entonces, donde la competencia electoral está más cerrada y por ello, los ánimos están más “caldeados”. Se trata de las principales ciudades del estado: Xalapa, Córdoba, Orizaba y Veracruz. Allí es donde podrían suceder enfrentamientos.

Daniela Griego explicó que donde sí hay focos amarillos es sobre todo en las poblaciones de Tantoyuca, Pánuco, Cosoleacaque, Minatitlán y Zongolica, de esta última, es donde más quejas se han registrado. Pero en general, en todo el Estado hay inconformidades, por lo que consideró oportuna la planeación de operativos que determinen las zonas en las que deba redoblarse la vigilancia, sólo por precaución. La funcionaria aceptó que en elecciones anteriores, a diez días de celebrarse las votaciones, el Instituto Federal Electoral ya contaba con “atlas de riesgo” pero aclaró que en cuestión de días, el atlas quedaría listo.