Recuerdo la primera, esa siempre se queda grabada. Lujosa, sin escatimar un peso en la contratación de personal, los funcionarios mulliditos y bien bañados que esperaban al gobernador en turno, quien iba a inaugurar. Pero las personas, los verdaderos usuarios, disfrutaban de un bello edificio ubicado en la calle Juárez 55 y que merece ser todo menos escuela preparatoria, pero ya es otro cuento.
El edificio porfiriano, que no es lo de menos, estaba más “cuco” aún. Iluminado como nunca antes sus alumnos lo habíamos admirado, pero en las paredes, en lugar de los novios robándose besos, de los amigos escondiendo el primer cigarro o enseñándose albures, estaban libros. Había libros por todas partes, como peces de colores en un banco de arrecifes a donde sólo permiten que practiquen buceo los que son millonarios. Pero no todas las ferias del libro, de 20 años a la fecha, fueron, han sido y ¿serán lucidoras?
Se trata de veinte años de una fiesta libresca en la ciudad de Xalapa. Nació con la inquietud de que fuera dedicada justo a un sector capitalino que estaba desprotegido en el sentido de tener un espacio adecuado en el cual, las novedades editoriales, los libros y aquellas actividades que tienen que ver con el mundo de la lectura, pues no les estaban muy al alcance. Una feria del Libro Infantil y Juvenil fue, hace dos décadas, el primer atractivo veraniego cultural en una ciudad que presumía de habitantes y refinados.
La batuta o el pandero de este y muchos otros años lo lleva la comunicadora y gestora cultural Lourdes Hernández Quiñones. ¿Estar tantos años al frente de una feria? Esa era una pregunta que los envidiosos que habitan en la capital de la insidia se hacían a cada rato o año con año, porque la feria, a muchos adultos, les da lo mismo. Pues que sí que no. Que la colega comunicadora ya tenía mucho tiempo al frente, que eso se llama feudo cultural y etcétera.
La ausencia de Lourdes Hernández Quiñones como “directora” de la feria se notó. Los que cubríamos el sector Cultura de aquel tiempo esperábamos la rueda de prensa y que sí, que ya venía, pero los del Instituto Veracruzano de la Cultura no decían ni pío. Sabíamos que “la maestra Lulú” ya no estaba como coordinadora, pero creíamos que eso no iba a impedir la continuación de la feria.
Una semana antes de que iniciara la Feria del Libro Infantil y Juvenil, parecía que los del Veracruzano de la Cultura le aprendieron las mañas a los de la Universidad Veracruzana. Cuento, el asunto era así: cuando su prestigiado Festival Internacional Junio Musical se les vino a pique y no les quedaba más que inventárselo, nos convocaban tres días antes, a los medios, para anunciar que en Xalapa se iba a celebrar un festival internacional. Cuando se lo pregunté a Manuel Zepeda, director de Divulgación Artística, micrófono en mano y en rueda de prensa, poco faltó para que se tirara de las barbas y respondió: “Compañeros de la prensa, les quiero decir que a Junio Musical, lo salvó el señor gobernador del Estado, el licenciado Fidel Herrera Beltrán”…
Luces de los flashes y “ohhh” llovieron sobre Manolo Zepeda. Una de las compañeras de prensa, conocedora del tema y los problemas, estaba sentada a mi lado y con una sonrisa y conmiseración en su mirada, me dijo al oído: “Creíste que los iban a chingar y les acabas de dar la nota de mañana: ‘el gobernador salva Junio Musical’, pareces novato”.
Pero los del Veracruzano de la Cultura, cuando no estaba Lourdes Hernández Quiñones, le entraron al mismo juego. Telefoneaban con urgencia dos o tres días antes y echaban el rollito de que si la Prepa Juárez se iba a caer, de que si las arañas del mal se habían comido todos los libros del mundo pero que de un momento a otro, el que todo lo salva, también había salvado la feria a favor de los niños y las niñas de Veracruz, o mejor dicho: de Xalapa, tuvieran su feria.
Y no es que uno esté en contra de los tropiezos, es que uno está en contra de que se termine lo poco o lo escaso que hay para formar a las futuras generaciones de lectores, que son los que algún día tendrán que cubrir jornadas de ocho horas diarias y de vez en cuando salir a votar y después ir a comprar los típicos chicharrones para el desayuno dominical. Los niños que para ese entonces dirigirán hospitales, canales de televisión, bancos y hasta administraciones gubernamentales, son chicos afortunados que no tuvieron que esperar a la celebración de una feria libresca para enterarse que hay otras maneras de abordar y de leer al mundo.
Por cortesía de la propia maestra Hernández Quiñones, tengo la Numeralia de la 20ª Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil, Xalapa 2009. Aquí va. Las instituciones participantes: Instituto Veracruzano de la Cultura, Secretaría de Educación de Veracruz, Sistema Estatal para el Desarrollo Integral de la Familia, Editora de Gobierno, Universidad Veracruzana, Dirección General de Publicaciones de Conaculta.
Habrá 36 presentaciones editoriales, participarán 120 editoriales, 18 conferencias, 6 mesas redondas y reconocimiento a Carlos Converso, titiritero; al poeta Juan Hernández Ramírez y a don Andrés Vega, decimista y narrador popular. Pro además hay talleres gratuitos, fiesta alrededor de los libros para niños y adolescentes y esperemos que lectores, muchos lectores.