Foto: Isa
Los actuales diputados priístas del Congreso veracruzano son llamativos. Casi nunca asisten a sus oficinas legislativas porque siempre están en trabajos fuera de la ciudad o atendiendo sus distritos, pero cuando asisten, los reporteros se los agradecemos mucho porque dan la nota del día. Unos hablan con fundamentos o con los pelos de la burra en la mano; otros echan las mismas frases pero nada más cambian el nombre y el tema. Como quien dice, esos últimos se aprendieron bien que en la política el chiquero es el mismo, los que cambia es el marrano.
Pero cuando alguna reportera, hay mayoría periodística femenina en el Congreso, le pregunta a un diputado priísta sobre cuál es su posicionamiento con respecto a la venidera campaña electoral para buscar la gubernatura, los señores diputados se vuelven cautos, miden sus palabras y repasan en su motor de búsqueda las frases más políticamente correctas.
Tontos no son. Saben que son mayoría en la actual legislatura, saben que muchos deben esa chamba a su jefe político, el gobernador Fidel Herrera Beltrán y algunos saben que tienen que andarse con pies de plomo, comenzará pronto la época de las vacas flacas y si se dejan retratar antes de tiempo, pues igual no ligan una chambota como la que tienen… Bueno, el trabajo es lo de menos, lo importante es el sueldo.
Otros son más correctamente políticos, escurridizos, responden de manera institucional y no se juegan el pellejo, no peligran. Total, no les interesa salir en la portada de ningún periódico sea por sus declaraciones furibundas o bien meditadas. Ellos asisten a las sesiones, prefieren callar, no subir a tribuna y al final de cada mes pasan con toda la discreción al departamento de nóminas.
También están los ex líderes magisteriales, tres: Fernando González Arroyo, Julio Hernández Ramírez y Hugo Vázquez Zárate. No son bando ni andan juntos, pero en su caso, el trabajo seguro está dentro del magisterio, donde han hecho sus carreras políticas y llegar al Congreso es una de las metas de cualquier líder sindical al frente de los maestros. Lo confiesen o no, en cada corazón de profesor priísta late un alebrije parecido a la maestra Elba Esther Gordillo.
La familia priísta de la actual legislatura tiene de todo: comerciantes, administradores educativos (no hay académicos), líderes de ramos diversos, ricachones aburridos, listillos y despistados. Los hay quienes caminan solos y asisten a sus despachos con vaqueros y camisa a cuadros, pero también hay unos que están enamorados de la guayabera y otros prefieren la corbata. Pero en la bolsa de la camisa siempre hay una compañera, la Mont Blanc. Hay los que están a la moda en la cuestión de plumas, como Dalos Ulises Rodríguez, que la usa de gota de vidrio; están los clásicos como Hugo Vázquez Zárate, quien prefiere el modelo tradicional.
También están los diputados priístas un poco altaneros, que son los que declaran bajo sus convicciones políticas, porque en el fondo saben que su actividad como diputado es un escalón más en su carrera política. Son los políticos de profesión y que hace mucho pero mucho tiempo que no están más de cinco años en un mismo despacho. Un Dalos Ulises Rodríguez y un Héctor Yunes Landa, a quienes sus compañeros saludan bien pero no quieren que se les relacione con ellos.
Y es que entre la familia priísta de la LXI Legislatura hay tres a quienes los “fidelistas” prefieren mirar de reojo. Carlos Nolasco, Dalos Ulises Rodríz y Héctor Yunes Landa. Fueron los “abstemios” en la historia de la votación de la bursatilización de los 6 mil 800 millones. Los únicos tres del Revolucionario Institucional que pintaron su raya con respecto al voto disciplinado.
Pero un mes antes de votar por la bursatilización, Héctor Yunes Landa expresó que él buscaría la candidatura para la gubernatura, el año entrante. “Se adelantó” dijeron unos; “Está brincándose al gober” dijeron otros. Y cuando la rumorología apunta a que el candidato preferido por el gobernador Herrera Beltrán será el actual diputado federal por el distrito de Córdoba, Javier Duarte, pues a Yunes Landa nomás lo secundan sus cuates.
Conforme se acerca la fecha para decidir quién será el candidato, los rumores se disparan en el Congreso veracruzano. Todo es “dicen que” que el equipo que trabaja con el diputado Yunes Landa asegura que los diputados priístas alineados al de Soledad de Doblado conocen un detallado informe de encuestas donde el puntal lo tiene el que hace unos meses era el gran concertador político en el palacio de la avenida Encanto. Allí está la razón por la que se decantan o prefieren por echar la moneda de que lo mejor será que el candidato a la gubernatura surja de un proceso electoral por distritos.
“Que se dé una encuesta ciudadana abierta, distrito por distrito y enla que participen todos los precandidatos y de ahí elegir al que más posibilidades tenga,” declaró el diputado Carlos Nolasco. Así que la tendencia es movilizar para que sea través de encuestas o de una votación de la propia base lo que están buscando algunos priístas que no desean sumarse a la disciplina partidista y aceptar a quien imponga, ¿el gobernador Herrera Beltrán? o ¿el Comité Ejecutivo Nacional del partido? o ¿la decisión popular?